BALCONEANDO
¡NO LO AYUDEN!
Por Alejandro Barañano
Me queda claro que la estolidez es un estado mental que existe en algunas personas torpes, faltos de inteligencia, sin lógica en su decir y en su accionar, además de que les gusta cometer errores comportándose cual lerdos.
Y lo digo porque en lo que va de la semana –desafortunadamente- dentro de mi oficio de reportero me topé con un par de desatinados tipos que poco o nada ayudan quien aseguran buscan apoyar, y me refiero al engreído y fanfarrón de Isidro Ibarra Morales por un lado, y al todavía –para desgracia de muchos- diputado local emanado de las filas del Partido del Trabajo, Camilo Torres Mejía.
El primero de ellos con sus balandronadas que tanto le gusta presumir, amenazó a quien esto escribe con demandarlo por haber sostenido –y lo sigo haciendo- que su llegada al equipo de Rubén Muñoz Álvarez más que sumar le traerá resta de adeptos, y tan es así que con su estilo llenó de insensatez amagó con vernos las caras en los tribunales, cosa que en lo personal espero con gran ánimo para frustrar aún más su vanagloria barata con la que se desplaza por este mundo.
Lo cierto es que le molestó mucho a Isidro Ibarra Morales que se haya vuelto a recordar públicamente lo referente a su destitución como secretario general del Ayuntamiento de La Paz, ello porque se adujo por parte de los funcionarios de primer nivel que incurrió en malos manejos y haber recibido un supuesto soborno, así como por su participación tras bambalinas para que fuera aceptada la licitación y concesión de alumbrado público, y eso que tanto lo irrita está de manifiesto en muchas publicaciones de aquel momento.
También generó su ofuscación haber traído de nueva cuenta a colación que el actual Cabildo de La Paz aprobó con 13 votos a favor y 3 abstenciones la separación del cargo a Isidro Ibarra Morales por actos de procedimiento institucional incorrectos, contrarios a las decisiones tomadas como cuerpo colegiado, y además por haberse adjudicado decisiones de forma unilateral en contra de acuerdos previamente pactados y que podrían tener una consecuencia legal para el Ayuntamiento. Así que esperaremos su demanda y obvio es decir que encontrará respuesta. Ni más ni menos.
Otro que no anda cantando mal las rancheras resultó ser el aún diputado local emanando de las filas del Partido del Trabajo, Camilo Torres Mejía, pues en plena celebración del “Día de la Libertad de Expresión” soltó tremendo mostrenco pernicioso en el sentido de que son los medios de comunicación los causantes de estropear la imagen del aspirante a alcalde Rubén Muñoz Álvarez, así como también de haberle generado la guerra sucia por parte de “gente mañosa”.
Este desmañado e inepto legislador venido de la nada, y solo por los cinco minutos de gloria que tuvo al ser entrevistado, acusó que en el caso de la activista de la comunidad gay, Nolzuly Almodóvar, se paseaba de un lado a otro definiéndola como incoherente, ello y a pesar de que el abanderado en pos de la alcaldía de la ciudad capital por la alianza “Juntos Haremos Historia” le ofreció un cargo público en caso de obtuviera el voto popular.
Pero tal parece que Camilo Torres Mejía está en contra de todo y de todos, pues en fechas recientes apuntó de manera pública que su partido político, o sea el PT, está secuestrado por el denominado Grupo Los Cabos que es encabezado por el ex gobernador Narciso Agúndez Montaño, mismo que lanzó a Ernesto Ibarra Montoya como candidato a la presidencia municipal del municipio sureño, cosa que no fue del agrado del obcecado diputado.
Seguramente este par de personajes comprendidos por muy pocos pero aborrecidos por muchos otros, deberían de entender que bastante ayuda quien no estorba, pues obstaculizar, contener y peor aún, enfadar como lo hacen con sus lerdas acciones solo logran –como ha sido siempre- desparpajo y desvergüenza ante los ojos de los demás; por lo que mejor quien esto escribe seguirá BALCONEANDO. . .
COMO EN BÓTICA
A los que no están ya, un merecido reconocimiento y homenaje; a los que sí están, la esperanza de que esto cambie pronto y podamos volver a sentirnos confiados al ejercer esta profesión tan apasionante como lo es el periodismo.
A la sociedad, el deseo de que se pueda valorar la profesión de que hablamos, y que nos permitan seguir siendo ese vínculo entre los personajes de cualquier ámbito y la sociedad para transmitir lo que se quiere dar a conocer con hechos y confirmación de datos, que son las premisas prioritarias del periodista.
Felicidades a mis colegas periodistas y reporteros, y deseo que podamos seguir festejando nuestra libertad de expresión, aunque sea solamente cada 7 de junio, con una manifestación oral o escrita que permita externar el punto de vista sobre lo que vivimos.
La esperanza es lo último que nos arrebatarán, y de ello estoy seguro. ¡He dicho!