BALCONEANDO
“ENCUESTITIS”
Por Alejandro Barañano
Existen muchos ejemplos en los que las encuestas han quedado mal y sería un error no admitirlo. Podríamos hablar de distintos fenómenos y circunstancias que afectaron a cada una de las mediciones antes mencionadas para justificar dichos errores como lo son informantes que mienten, miedo, modas, primera elección con independientes de la historia, pero qué caso tendría si la fama ya está sembrada.
Esa fama que no ayuda en el que no se admiten las derrotas y se culpa a quien sea de ellas, en un año en el que las decisiones se van a tomar en función de quién le puede ganar a ya saben quién, en un sistema en el que las encuestas son la primera vuelta de la elección.
Por eso se debe de demostrar que las encuestas son hechas por empresas serias, levantadas en vivienda y cuyos resultados no son más lejanos a un mes de la elección, solo así funcionan y muy bien.
En épocas de elección todos somos encuestadores, es igual para las empresas que llevan más de 20 años en el oficio, que aquellas que acaban de nacer, o que las que preguntan en Facebook o las del pulpo Paul o hasta los Brujos de Catemaco.
Creo que el primer punto para saber qué encuesta es confiable es observar quién sí es un encuestador y quién no. Las autoridades, en este caso el INE, cuentan con un padrón de proveedores que cumplen con muchos requisitos que aseguran que los que están en esa lista no son inventos o empresas “patito”; por lo que hay que tomarse el tiempo de cotejar.
¿Ustedes creen que aquel atentado de Atocha en Madrid que ocurrió a días de la elección cambió el rumbo de ésta?, es decir, si no hubiera ocurrido ¿hubiera ganado el mismo? Lo que quiero decir con esto es que lo que puede pasar en un solo día afecta el resultado de una elección. Mientras que en Estados Unidos se pueden publicar resultados preelectorales hasta horas antes de la elección, aquí debemos quedarnos callados desde seis días antes sin importar todo lo que en ese tiempo afecte a las decisiones de los mexicanos.
El momento del levantamiento es fundamental, si la encuesta tiene más de un mes ni la lean.
Por último el tema más polémico: ¿Las encuestas electorales de Facebook o Twitter sirven? ¿Los escenarios electorales en encuestas telefónicas son reales? Y yo contestaría con más preguntas: ¿Quién usa el teléfono fijo hoy en día? ¿En las Zonas indígenas ocupan Facebook? ¿Cómo sé que el que contesta el teléfono vota en ese lugar? ¿Cómo sé si el que me responde en Twitter tiene si quiera credencial de elector? ¿En las redes sociales están todos los mexicanos representados? ¿Por qué las telefónicas y las digitales siempre fallan cuando gana el PRI o el “establishment”?
El método dice que uno de los principios básicos de la demoscopia es que yo selecciono al informante, no lo dejo al azar. Así de fácil, ni más ni menos.
Este año están en juego más de 3 mil cargos de elección popular, la elección más grande de la historia de nuestro país, y en este contexto y por el bien común, se necesita certeza, se necesita confiar en las instituciones, se necesita elementos para saber cómo y por quién votar, se necesita creer en las encuestas.
Por eso separemos la paja, los charlatanes, los adivinos, los videntes, los digitales, las telefónicas, lo que dice el amigo de mi primo, de las encuestas serias y con método verán que el récord es mucho mejor del que nos hacen creer.
Si este año solo le hacemos caso a las encuestas hechas por casas registradas en el INE, que no tengan más de un mes de levantadas y que estén hechas en vivienda estaremos mucho más cerca de la realidad y así de tomar buenas decisiones independientemente de las razones, ideologías, filias y fobias que cada quien tenga, entonces podrían servir, sino es pura vacilada, y por eso quien esto escribe mejor seguirá BALCONEANDO. . .