- Maritza: Justo medio.
- La interpretación de esa reflexión.
- Me vale madre.
- Huellas en el alma.
Alfredo González González.
En las reuniones recientes del Congreso del Estado con los asesores de los Diputados, la presidenta de la junta de gobierno Maritza Muñoz Vargas, expresó que: dicho evento es en espera de una retroalimentación y una forma con la que se puede mejorar el trabajo. Hemos apostado mucho más a las coincidencias que a las diferencias. Mejorar la interrelación sin distingo de credos o siglas, es a juicio nuestro una forma de honrar a la democracia, porque si la mayoría está representada en el poder legislativo, merece respeto a las minorías. Buen razonamiento de Maritza, que podría fecundar en el avance del pueblo con los propósitos de progreso y bienestar.
El pensamiento anterior visto con ojos positivos podrá alentar el respeto reciproco entre mayorías y minorías. A través del tiempo he repetido en que ser oposición por sistema sin que exista un debate civilizado y educado de ambas partes, no se cumple sean los colores y siglas que se representen porque en la cámara local se debe trabajar por el interés común de la sociedad. Por ello decidimos hacer un comentario, que consideramos constructivo sobre Maritza y el oído receptor de los representantes populares. Cuando se debate se asimila por tirios y troyanos y los objetivos cumplen sus plenos efectos de igualdad, justicia y beneficios colectivos se pueden impulsar dejando un antecedente aceptable.
En otro tenor: ¡Me vale madre! No, no es una expresión que algo no nos interesa. Me vale madre es un producto que se vende como pan caliente en el puerto de San Felipe. Sus componentes son flor de tila, raíz de valeriana, hojas de toronjil, pasiflora, manzanilla, azahar, hojas de menta, acido glutámico, tiamina, vitamina B 12 y valeriana. Me vale madre, no es medicamento, sino un producto notificado ante la SSA de conformidad con los artículos 198, 200 bis y 200 de la ley general de salud. Olvídese del dolor de cabeza, migraña, estrés, falta de sueño, mala memoria, mal carácter, depresión, ansiedad, irritabilidad. Me vale madre, puede cambiar su vida precisamente para no andar valiendo madre. Está por demás decir que cuando se pide el producto se piensa que es una broma. Pero no, me vale madre es un producto naturista que puede cambiarnos nuestra forma de ser.
Pasando a otra cosa, fue una mañana de semana mayor estando de paso por el sur de Mexicali. Simón no se había recobrado. Se le aplicaron 4 inyecciones y parecía que iba a mejorar. Todo se derrumbó cuando Simón caía y levantaba. Simón era un perro que en la languidez de sus ojos reflejaba el final de sus días. Todo enfermo era un leal vigilante de la casa donde estuve hospedado 17 días. Su frente amplia y noble reflejaba su lealtad. Finalmente le fue aplicada la inyección para que tuviera una buena muerte sin agonías dolorosas. Simón fue un perro leal y vigilante hasta lo último. Una tarde friolenta fue llevado a enterrar y me pregunté: ¿Sabe usted de algún perro que se haya fajado un cinturón de granadas de fragmentación y hacerlo explotar donde se encuentra un conglomerado y mueren por el terrorismo? Tal vez por ello, haya una expresión dura que dice: Entre más conozco a algunas gentes, más quiero a los perros. Me fui sumiendo en lo más profundo de la meditación, muchos perros fueron héroes en la Segunda Guerra Mundial, han salvado vidas como los de raza San Bernardo y han enfrentado fieras que han pretendido agredir a sus amos. En aquel mar de ironías me pregunté: ¿No habrá previsto Dios un cielo especial para los perros? Si es así tengo la seguridad que simón tomó el lugar que le correspondía.