- El Alzheimer y los daños colaterales.
- Fe de erratas.
- El respeto a la propiedad privada.
Alfredo González González.
El día de ayer por la mañana recibí una llamada telefónica inquiriéndome sobre el nombre de un Diputado de la pasada legislatura, de momento le contesté que no lo recordaba, así era sinceramente. Di nombres que a juicio de la persona que lo requería no eran. Mi respuesta fue la misma, no lo recuerdo, insisto, así era. Lo anterior creo que es una cosa normal a nuestra edad. Pero la persona insistía a grado tal que me expresó que: “Si lo sabes pero no me lo quieres dar” ¿Qué ganaría o que perdería al no dárselo? Días antes, Ramón Silva, me preguntó que si cual era el nombre de la persona de apellido Kakobi. La verdad es que nunca lo supe y si en algo puede abonar mi actitud, un día olvidé el nip de mi tarjeta de crédito. Son los detalles del “alemán”. Quiero precisar que a medida que la edad avanza en el individuo, las neuronas que nos proporcionaron en el momento de la concepción van muriendo y son irremplazables. Hubo un amigo cabeño, extraordinario atleta quien le decían el “Forey”, extraordinario nadador y lanzador de jabalina. 40 años después supe que se llamaba Rafael González Almanza, si alguna vez me lo dijo nunca lo recordé hasta que supe de su fallecimiento. Esto es un ejemplo, como cuando no te acurdas si tomaste las pastillas de la presión. Lo mismo me aconteció con la respuesta a quien en una forma impositiva, montado en su macho repetía, “si lo sabes pero no me lo quieres dar”, opté por colgar.
Y si algo pudiera ser una correlación con lo anterior queremos dar una fe de errata, sobre el artículo de ayer donde dimos la fecha equivocada del asesinato de Zapata. Yo escribí que había sido un 10 de diciembre de 1919, lo correcto 10 de abril de 1919. Me equivoqué por 8 meses, aunque hay que decirlo, siempre recuerdo las fechas de nacimiento de mis hijos, la mayor nació un 10 de diciembre, quizá ahí fue donde se cruzaron los cables.
En los Ecos del Congreso en la sesión de la Comisión Permanente, Diana se precisó a retirar el pronunciamiento que haría. Hubo otra de Venustiano Pérez, que por cierto tuvo que ser leída por la secretaria de la mesa directiva porque el legislador ponente no hizo acto de presencia. No podemos prejuzgar es posible que haya estado atareado atendiendo a sus electores en el Municipio de Comondú, pudo haber sido que se le presentó un imponderable a última hora, pero pudo también haber sido que no se le pegó la gana asistir para un tema interesante que habla sobre la pertenencia de la tierra para los ejidatarios.
Finalmente, se empieza ya a remover algo ya en el sur del Estado con respecto a que es posible que se estén removiendo algunas cosas para echarse sobre la propiedad privada de algunos viejos residentes en la cabecera municipal, que hasta donde sabemos de buena fuente, están produciendo productos orgánicos que inclusive son adquiridos por empresas de los Estados Unidos de Norte América y transportados por la vía aérea. Recordemos que uno de los problemas más agudos hacia el sur del Estado ha sido la tenencia de la tierra y los protagonistas del relajo curiosamente las han protagonizado quienes deberían tener una rígida observancia de la ley sobre estos particulares. No tenemos nadar contra los ejidatarios, pero hay que recordar que quienes están en una actividad de franca producción son aquellos descendientes de viejos pobladores ya fallecidos, y que ahora están en el filo de la navaja como según se nos informó, porque se preparan las estrategias para echarse encima, claro está, compulsionados por autoridades que deben analizar las cosas más al fondo. En próximas ediciones estaremos en condiciones de detallar, por lo pronto hay algo que se está moviendo y no sería raro que la politiquería sureña se transforme en el mesías de gentes que si necesitan donde fundar su hogar y donde echar la semilla al surco, pero no sobre el patrimonio de los demás.