ECO PENINSULAR
• Uno la Política, ciencia o arte.
• Hubo y hay grandes estadistas.
• También personajes anodinos y malformados.
• Estamos ante el juicio de la juventud.
Alfredo González González
La pregunta me la he hecho siempre: ¿La Política, ciencia o arte? ¿Escenarios de hombres capaces e inteligentes o bien oportunistas, corruptos, sistemáticos, críticos sangrientos? Sus complejidades lo hace un campo apasionante. Luchan con las armaduras de la debilidad y frustración aunque también los hay quienes lo hacen con entereza e inteligencia y en estos últimos se cimenta el progreso de los pueblos.
Ese es el platillo de la balanza donde se mueven los actores. Pero también los ecuánimes y ejemplos de honradez y humanismo. En la Política se puede ser actor o puede ser el fino bisturí que va encontrando los tumores sociales para resolverlos.
Pero también payasos, saltimbanquis, que van emigrando de un lugar a otro lugar como los cuervos que atacan los campos a punto de cosecharse sin que les cueste ningún esfuerzo.
En Roma, los emperadores nefastos, hicieron y deshicieron porque se creían hijos de dioses. Hoy, esos mismos bajo otros ropajes y rostros se juntan en pandillas y pretenden alimentarse de la carroña, configura una especie de legión extranjera donde hay bandera de todos los colores, su pretexto es “A mí no me quisieron dar una oportunidad, como si un partido Político debiera dedicarse a hacer los papeles de una agencia de empleos, que de hecho lo ha hecho en todos los partidos de éste país.
Pero, ¡oh Milagro!, la rencarnación de Julio César, Napoleón, o el nuevo conquistador Hernán Cortés tomó forma, a una masa sin un común denominador y la situación es que hay tanta heterogeneidad que tratan de sumar voluntades aunque en el fondo no piensen igual, ni tengan ideales comunes. Y tratan de prenderse de la corona de quienes pretenden convertirse en reyezuelos de esta nación.
Los actores de la Política la experimentaron con sus debidas proporciones aunque Pitágoras decía que 3 por 3 podrían no ser 9 y se hace un escándalo porque se logra una mezcla de aceite con agua, de turbosina con gasolina, y el impacto es logrado aunque con los días se habrá de diluir.
Prefirieron algunos confrontar el temor de no gozar de algunas facilidades y con esto fue una doble traición, pero eso ya no interesa, estamos tan acostumbrados a hacerlo desde aquel 22 de febrero de 1913, cuando aquel hombre chaparrito soñó con una democracia para este país.
Corrieron con alguna pretendida creencia de una senaduría, una diputación federal que los lleve a encaminarse a las cercanías de la gran ubre, y, no se han puesto a pensar que somos 32 entidades y las senadurías y diputaciones federales no va a alcanzar para todos. Yo me pregunto: ¿Van a volver a hacer lo mismo? ¿Van a redoblar la frustración?
Pareciera una maldita rueda de la fortuna que gira y gira y muchos son lanzados al vacío por incapaces y porque el gran jurado y los secuaces del vencedor primero van a analizar si tienen o no militancia y las rodillas lo suficientemente sólidas para hincarse ante quien se cree ser uno de los hijos de Dios.
Una cosa es cierta, todos, sin excepción, estamos ante el juicio de la historia pero también esa historia que van hilvanando desde ya, los jóvenes de todos los partidos sin excepción alguna. Dio pena ajena que otrora jóvenes brillantes ya en plena madurez, no hayan luchado desde adentro de las filas de su partido, porque la flojera social les impide valorar lo que en otras ocasiones se rasgaron la camisa y de pronto, pegan la carrera como señoritas quedadas.
Un partido en particular, y digan que se los dijo un loco, con las gentes que lo hayan abandonado, está acuerpando a una huérfana Política que se portó mal con su pueblo y puso en evidencia a un partido Político que como todos, no son responsables de los actos de uno o más militantes que dilapiden, corrompan y después bajo esos calificativos se quieran cobijar.