EN LA OPINIÓN DE ALFREDO
• Los aprendizajes del regreso.
• Inconformidad en el alto golfo.
Alfredo González González.
Decía platón que no había mejor manera de enseñar y aprender geografía que viajando… habíamos iniciado el viaje con un 40% menos de recursos que fueron mal calculados, aun así, lo realizamos con pequeñas restricciones.
El avión despegó a tiempo y dos horas veinte minutos aproximadamente después, desde el aire admirábamos la extensa llanura del valle de Mexicali. Luego el compromiso espiritual el ir a dar gracias por la tranquilidad del viaje a una iglesia la de San Judas Tadeo.
Desde el inicio del descenso contamos con la permanente actitud de servir de la familia Castillo Calderón y de allí pro al puerto de San Felipe, corriendo en sentido contrario la laguna salada, las sierras de San Pedro Mártir y de Juárez y otras que enlazan su antesala para viajar a través de la giganta.
Por la mañana del día siguiente recordé con gratitud también al médico que está viendo mi caso y que posteriormente de acuerdo con un estudio y después de haberme dicho es meramente muscular lo tuyo, nos despedimos.
Hacia el 12 de octubre de 1961, llegué a un lugar guapachoso, de constante movimiento, descarga de peces y camarón de exportación. Bullicio, mentadas de madre, manotazos en la espalda.
Hoy el pueblo se extendió y creció. Recordé las gratas visitas en esas tardas nostálgicas y ocuparon mi mente mis hermanos Ramón Márquez, Eduardo Galindo, Jorge Castillo Cota y otros más.
Un desconocimiento total de su demografía, no así de la Márquez Orozco, Miranda Quesada, Castillo Calderón y Cárdenas Solórzano. Un abrazo para nuestras hermanas, Lupita, Eduviges, Nelly y a mis ex alumnos que me fueron a visitar, con mucho amor.
Pero hay que decirlo, el pueblo está atrasado, me dijo una voz de un pescador de esos setentones. Mientras los cabrones que con un pretexto de un esqueleto de una vaquita marina, nos están arrejuntando más al sur por la prolongación del polígono. Lo dejé que se desahogara ¿Sabes quiénes son los que ganan? ¡Los turisteros y las emborrachadurías! Prosiguió: Mi tata pescó durante 52 años y jamás vio una vaquita marina.
Le pregunté: Bueno, pero y lo de SEMARNAT, me arrebató la palabra, que vaquita ni que la jodida. Él mismo se hace la pregunta, ¿qué va a pasar con nosotros? Nuestra vida ha sido la del mar, ahora van tras el agua de la sierra para abrir una cervecería en cerro prieto para ahí llevarla con los gringos, fíjese usted, la van a conducir por 200 kilómetros y ahora nos arrebatan el preciado líquido. Mi tata me platicaba muchas cosas, de que alguna vez había visto unas manchas de aceite. Le insistí ¿Petróleo? Nomás dijo: hummm. Se sonrió cuando le dije: ¿Tú tienes las coordenadas? Ni aunque me maten las digo. Hubo progreso pero los jodidos y descamisados seguimos igual, a fuerzas nos quieren cambiar nuestras formas de vida.
Me quedé reflexionando cuando la tarde caía de golpe y se quebrada el día. Creo que el progreso es bueno, pero respetando y acrecentando sus leyes y costumbres. Nos resistimos a pensar que un solo hombre desde un escritorio, de un plumazo abofeteé a la ciudadanía a la que se le debe escuchar.
Hasta en Política deben consultar que es lo que queremos. Que ya basta de las acciones del gran elector, si bien es cierto no podemos lanzar los dardos contra la potestad de la República, no hay duda alguna que hay muchos corruptos que lo rodean y en algunos casos huele hasta nepotismo.
El ejemplo más reciente fue el de la escuela Enrique Rebsamen donde se observó una fila de corruptos que quedó demostrado que desconocen las condiciones del subsuelo del DF y que elementalmente o coyotunamente usaron en columnas y otros dispositivos como el alambrón en lugar de usar la varilla correspondiente, tuvo su costo en vidas humanas.
Finalmente pensé: el federalismo se debe estar desmoronando pese a que el antecedente es precisamente su rechazo al centralismo. La falta de respeto a la ciudadanía que ya ha tenido consecuencias que lamentamos. Ojalá que esta y otras muchas cosas, se resuelvan con prudencia, con tolerancia, con la opinión de todos los mexicanos y que ningún sufragio puede tener validez alguna con sangre o con violencia.