ECO PENINSULAR
Alfredo González González
*Cárdenas del Río y la Potestad de la República.
*Las amenazantes advertencias de Trump.
Hablar del General Lázaro Cárdenas del Río, independientemente de las virtudes que como estadista tenía,representaba muchos objetivos plasmados en la Constitución de 1917. Encarnaba en lo elevados ideales de mentes evolucionadas. Miró de frente los problemas y los resolvió. Se atrevió a poner una placa en la base de un monumento al Pípila, que decía: en México debería de haber una revolución cada cincuenta años, estampando al final, su nombre.
Lo anterior indica que todos los aspectos de la sociedad y de la política en especial, deben de adaptarse a las exigencias populares. Tal vez por ello, según los argumentos bíblicos recibe un primer tratado de sociología en las cumbres del Sinaí. Entre algunos, no matarás, no robarás, no levantarás falsos testimonios ni mentiras.
Su primer empleo fue, la de carcelero en un pueblo perdido en el Estado de Michoacán, hasta que la avalancha de la revolución, lo arrastró, llegando a obtener el grado de General de División, hecho con pólvora de a de veras. En una ocasión, recibió una comisión de hombres yaquis. No recuerdo si los encabezada Pluma Blanca o algún otro líder de los morenos del bacatete.
Cárdenas del Río tenía especial afecto por esta Etnia. Al preguntarles cual era el motivo de su visita, le respondieron que el Yori “o sea, el hombre blanco quería arrebatarles sus tierras, no es nada nuevo. Cárdenas les preguntò cuál era el problema, y le repuso uno de ellos, ven para acá, te lo voy a explicar. Lo sentó al lado izquierdo de quien estaba acusando y le daba empujoncitos con la cadera hasta llevarlo al borde del sillón.
Cárdenas le dijo: óyeme, me vas a tumbar y el Yaqui le repuso: eso es lo que quiere hacer el Yori con nosotros. El Tata de Jiquilpan entendió perfectamente lo que querían decir.
Ya en una ocasión anterior, Lázaro Cárdenas no cumplió con la promesa hecha en campaña de ir a visitarlos cada mes de diciembre. Cuando la comunidad Yaqui, advirtió el incumplimiento, se formó el Consejo de Ancianos, lo encontraron culpable y nombraron una comisión que fuera hasta Palacio Nacional y le comunicaran el veredicto: te encontramos culpable de fementido. Humildemente, Cárdenas, ofreció disculpas y año tras año, cuando no podía asistir enviaba a un alto representante.
Esa humildad, de reconocer sus errores, lo hizo razonar, es decir, reflexionar que la humildad y el humanismo hace más grande a los hombres, de ahí que surgieran acciones como la de criar la Escuela Normal Superior, el Instituto Nacional de Antropología e Historia, la expropiación petrolera, que posteriormente cayó en garras en una caterva de pandilleros. Asimismo, el Departamento de Asuntos Indigenistas, la reforma Agraria y el reparto de tierras en el Valle de Mexicali, en las uñas de la Compañía agrícola del Colorado, recordándose dicho gesto cada 27 de enero, cuando el asalto a las tierras en el ejido de Michoacán de Ocampo.
Habría mucho que decir, pero hay algo que debería de destacar cada día en estos momentos, como es, el respeto a la potestad de la Republica. El hecho de que alguien porte la investidura de Ejecutivo Federal, lo obliga más a actuar con apego a derecho, respetar las ideas de los demás y quien desee transformar un país no debe de rodearse de nepotismos y mucho menos de quienes comprobadamente han esquilmado al pueblo de México. Solamente así, se habrá de respetar esa potestad y no provocar las parafernalias que están abriendo grietas en el pueblo de México.
En cuanto al presidente de los Estados Unidos de Norteamérica, siguen con el estribillo de Jacobo Monroe: América para los americanos, aunque no sabemos si lo comprende desde Alaska hasta el Cono Sur o quieren considerar a toda a América como lo expresó un senador de apellido Preston, antes de la guerra de 1847, cuando lo rapiñaron más de la mitad del territorio nacional. A la letra dice: ¡LA AMBICIÒN DEL YANQUI NO RECONOCE MAS LIMITE QUE LAS ENCRESPADAS OLAS DEL CABO DE HORNOS”… ESCUCHA YANQUI!.
El pensamiento de este día:
La potestad de la República no es una concesión graciosa, sino la voluntad de querer más fuerza para vencer a su peor enemigo que es en muchas ocasiones el que tiene el poder.