1.- Tu lo quisiste, fraile mostén.
2.- Los brotes del covid se están dando en diversos puntos del país.
3.- Hace varios días hablamos sobre un foro nacional y de salud.
4.- No se vale arriesgar a niños y jóvenes.
Por: Alfredo González González
“Llueva, truene o relampaguee los niños regresan a la escuela”, esto me recuerda a alguien. Lo sentencio el tlatoani mexicano: “hágase”. Ya tenemos las primeras consecuencias. ¡Háganos el canijo favor!. El foro no se trataba de un reclamo por las más de 500 mil muertes producidas por el covid en este país, algunas porque era su destino y otras porque muchas instituciones de salud carecían de los insumos necesarios para atacar el mal.
Por aquellos días dijimos que no estábamos contra los médicos y lo seguimos sosteniendo, ellos no son culpables de no tener la herramienta para aplicar los conocimientos científicos sino la abulia y el importamadrismo de los funcionarios de alto voltaje que sirven para maldita la cosa. En cierta forma es un reflejo del porfirismo: mucha política y poca administración.
Y no es que se culpe en su totalidad a López Obrador sino a la deslealtad de un señor de apellido Gatell que al parecer no sabe la O por lo redondo y el sequito de parásitos amigos de proveedores y demás imbéciles que se enriquecen con el dolor de los pobres y el llanto de los inocentes.
Insistimos que ese foro nacional era exclusivamente para buscar las mejores estrategias y ya tenemos brotes porque a ese foro no asistirían ni senadores ni diputados que todos dicen que si por su actitud entrega y estupidez de no saber decir que no cuando se equivoca el señor presidente.
Nos embroman que aumento el 15% para los adultos mayores, que ahora si se paga la pensión, que ya está aquí, que se esperen cuando es más valida una sola vida. Debo confesar que en lo personal me duele el dolor que han pasado las familias de los más de 500 mil fallecidos,nosotros perdimos a un sobrino ahijado, a una hermana, porque no hubo formas de detectar el problema.
También expresamos que deberían de agostarse todos los recursos y salieron con la gracejada que había que firmar una responsiva a los padres de familia, que barbaros. Que forma de evadir las responsabilidades de los poderosos.
Los médicos nuestros se han fajado y han costado la vida de muchos de ellos, como de enfermeras, pero ahí han estado, paciencia y paciencia de burgueses criollos.
Pero también nosotros tenemos la culpa y tenemos que afrontarla porque armamos un fuego llamado carrusel, las instituciones de salud entregan 30 pacientes fuera de peligro, a los diez días retornan 40 y es el jueguito de girar y girar. Ese pretexto del pinche buen fin cobijo a las multitudes para adquirir mercancía de segunda o de tercera. A veces nuestros hijos no quieren entender que los antros en este momento no son recomendables, y también tenemos que fajarnos los pantalones porque no toda la culpa es del gobierno ni de la cueva de Alí Babá. Que hay para repartir hasta el exterior pero no para ir trazando la construcción de un hospital porque están retacados de pacientes de una o más enfermedades. Hay desorden en el cielo, sí señor.
Y el tlatoani mexicano con el respeto que nos merece la investidura porque es la potestad de la república debe darles una zarandeada a los que están de paracitos en el erario federal y que sobre las espaldas de los inocentes dan forma a sus cuentas bancarias. Visite los hospitales señor, lléveles el aliento y el apoyo porque de lo contrario esto se está tornando desde la península de Yucatán hasta la de Baja California en un estatus de miedos, divisiones, y desgracias y no les eche la culpa a los gobernadores. La piedra angular la llevan usted y los secretarios específicamente en este caso el de salud que no sirve ni para ponerlo en la esquina para decirnos quien viene. Seguramente será porque la palabra “México” se sigue escribiendo con “x” que como dijo el poema mucho tiene que ver con la cruz y con el calvario.
Ojala alguien le ponga en su escritorio este documento de un sudcaliforniano que quiere y respeta a México pero que no puede respetar y querer a quienes fincan su celebridad en dadivas cuando la vida es el más preciado de los tesoros y esto nos da para decir: “tú lo quisiste, fraile mostén, tú lo quisiste, tú te lo ten”.