JESUS C HAVEZ JIMENEZ
UTILES
De lo solemne a lo ridículo, solo hay un paso. Una expresión aprendida en las aulas, enseñadas por nuestros grandes maestros. Y con el paso del tiempo entiendo su validez y su significado. Y por desgracia lo corrobore cuando supe de una gestión parlamentaria del diputado Edson Gallo Zavala, que propone vía iniciativa de ley se les compren tablets a todos los diputados, como a todo el personal que labora en el Congreso. Al conocerse esta “importantísima y trascendente” propuesta, se cimbro el estado. Se pararon rotativas y se creó un clima de expectación por tal idea. Aquí comprobamos una vez más que las instituciones públicas las más necesarias y útiles para la sociedad son aquellas que más derrapan y caen en el estrepitoso ridículo como este caso que nos ocupa. No es tema en esta Legislatura los grandes problemas por los que atraviesa el estado, tampoco interesan las grandes necesidades de un pueblo defraudado ya a las primeras de cambio por una de sus importantísimas instituciones como es el Congreso del Estado. En lugar de emprender acciones a favor de la sociedad, unirse al poder ejecutivo en sus grandes y evidentes esfuerzos por atorarle a las grandes carencias, el diputado se va hacia lo baladí, a la búsqueda de sangrar más al tesoro de ese poder. Y eso es lo de menos, lo importante aquí, es ese comportamiento infantil y ridículo con el que están actuando en las sesiones. Mal se ven y arrastran a todos sus asesores, porque se supone que deben de tener las diputadas y diputados un staff de expertos en leyes y aunque no en sentido común, porque lo vemos con mucha claridad, los que debieran aconsejarles para que sus acciones no causen la hilaridad colectiva. Es cierto que los diputados no tenían una excelente preparación política, lo vemos y lo evidencian. Pero lo cierto es que aparte de que salen demasiado caros al ciudadano están obligados a cumplir con sus responsabilidades. Y no lo están haciendo. Tienen la creencia de que ser diputado es ser todopoderoso, donde todo se les festeje y se les premie. La verdad no. Y por ello se les pide más prudencia. Y respeto al ciudadano que aparte de la desilusión, ya tiene coraje con tantas idioteces juntas que conoce todos los días de sus diputados. Hay que pensarle un poco.
EJEMPLO
Una tarde paceña con el sopor de la resolana, una niña de unos 4 años más o menos venía caminando sola por la calle Félix Ortega, en las cercanías de la Benemérita normal profesor Domingo Carballo Félix. Esta pequeña de pronto intento cruzar la calle para acercarse al edificio escolar. Pero se a pánico. Y quedo a medias de la acera. Empezó a llorar. Y los carros pase y pase. Nadie se detenía a auxiliarla. De pronto llegó ante la niña un señor chaparrito. Le tomó de la mano. La cruzó. Y la llevo hasta su casa ubicada a dos cuadras de ahí. Se la entregó a sus padres. Y otra vez este señor retomó su camino a pie por la calle Félix Ortega. Este personaje era Ángel Cesar Mendoza Aramburo. Y poseedor de una gran sencillez, servicial. Y buen corazón. . Como gobernador, nunca tuvo desplantes de poder. Salía de su casa, cercana a Palacio y se iba caminando y en el trayecto atendía a todo aquel ciudadano que le pedía un consejo. Una ayuda. Y una palabra de aliento. Me acorde ayer de èl, porque veo la soberbia en muchos servidores públicos, que con un huesito en la boca, se creen mas que el propio mandatario Carlos Mendoza, que a todos atiende por igual, como ese ejemplo que hoy comento de su señor padre.
VIDAS PARALELAS
Hoy voy hablar de mi amigo Eugenio. Él es Moreno, delgado, carácter afable. Así es mi amigo Eugenio. Yo lo escogí como amigo para toda la vida. Y lo ha sido. Hace 45 años. Nos conocimos en la secundaria. Y desde el primer saludo hasta hoy que nos dimos el ultimo. Nunca hemos roto ese pacto simbólico.Fuimos vagos a más no poder. Recorrimos todo el estado. Y muchas partes del país. Las circunstancias eran nuestras y las aprovechamos. Una de ellas fue escuchar al último grande de la revolución triunfante José López Portillo tirados en la arena del mar acompañados de sendas sirenitas. Otra vez después de no verlo unos diez años, le divise en Constitución. Parquee la Camioneta frente de él. Grite! Súbete! Y hacia dónde vamos Jesús? Hacia donde nos alcance la gasolina. Fuimos a san Juanico a comer camarones con frijoles. Al caer la tarde nos regresamos felices y contentos. Eugenio Rivera Velázquez es y lo sabe uno de mis amigos que cuento con los dedos. Él me quería de primo yo de cuñado. Su prima no me quiso. Y él no se interesó en mis hermanas. Hasta Sinaloa donde estas. Un abrazo…. Y con esto nos despedimos. No olviden: hagan el bien. Y sean felices.