AL ROJO VIVO
JESÚS CHÁVEZ JIMÉNEZ
FOTO
Toda la noche espero a su esposo Julián. De pie y recargada en la desvencijada puerta de la choza, oteaba la oscuridad. Nada.
Es Micaela Chávez. Dos años casada con Julián. Un martirio vivo, punzante. Sufrible. Un hombre alcoholico. Y en su cabeza el coro aconsejador de su madre. ” No te cases. Es un borrachales. Te matará de hambre.”
Y esa profecía se escuchaba ya en el ruido de sus tripas. Gruñían de hambre. Nada. Nada. El sol, empezó a picarle los ojos. Nada, Julián no llegaba.
Es 1980 en Ciudad Esperanza. Un Pueblo pobre, con gente jodida. Calles de muerte, de fétidos olores y piedras filosas. Un cerro, el de la misericordia. Calles sin finales. Sin salidas.Y en los hogares hacinamientos, promiscuidad.
Y Micaela parada. Sus caderas rozaban la puerta. Sus guaraches ” patas de gallo” enterradas en un polvo suelto, de caliche. Sus piernas acalambradas, dolían. Aguijoneaban.
Y por fin. Ya con el sol alto, apareció Julián.
Camisa desabrochada. La cámara Polaroid instantánea enredada en el pescuezo. Pantalones, sin fajar. Orinado. En su mano izquierda apretaba un pajarito de tela, lo mostraba a los niños cuando tomaba la foto.
Julián- mira a que horas llegas. Me preocupe. Pensé que te había pasado algo. Tengo hambre Julián. No como desde ayer.
! Cállate, vieja jija de la chin. Que comer ni que comer. Aguántese como las machas! No traigo dinero. Todo me lo gaste. Mañana comes. Ahora déjame entrar. Traigo sueño. ! Quítate mucho a la Chin.!
– Julián. No puedo ya. Tengo hambre. La pobre de Micaela imploraba. Julián, ya no la escuchaba. Un sueño fantasmal lo había poseido y se lo llevo muy lejos de esa realidad cotidiana.
Micaela le quitó los viejos tenis. Y lo que en un tiempo fueron calcetines. Y se le quedo mirando. Era el cuerpo inerte del hombre que hacía dos años la había enamorado.
En setecientos días Julián había engordado cuarenta kilos. Ganado una adiccion. Y a punto de matarla de hambre.
Después revisó la cámara. Quedaban tres placas. Lavo con jabón y estropajos el pajarito de tela. Se baño. Escogió lo más vestible posible. Pinto chapetes en sus traqueteados cachetes. Coloreo sus labios. Y se tomó dos fotos. Una la guardo en el estuche de la cámara y la otra la aventó al camastro donde entre sopores y ronquidos grotescos, Julián dormía.
Sale de la casucha. Deja atrás una estela de miedos, de tristezas, de arrepentimientos. Pero sobre todo de hambre.
Después de una tortuosa caminata llego al centro de la ciudad. Frente al almacén fotográfico donde venden placas Polaroid, se detiene. Y toma la ultima foto.
Entra y busca al dueño. Y le dice: mire su tienda, que bonita se ve de afuera. La foto es suya. Se la regaló. ¿ como? Si. Es suya, tómela.
Ese detalle agrada al hombre. Y reacciona. Acépteme de obsequio unas placas para su camarita, ándele.
Ya equipada, empieza a trabajar. Diez pesos la foto. La frase ” solo una foto, por favor.
Seis de la tarde, empuñando ciento veinte pesos ganados ese día, Micaela, retorna al hogar. Antes, en el pollito desplumado compra dos ordenes. Y dos cocas.
Va con su bastimento de fe, al hogar. Un jacal sombrío. Puerta entreabierta. Al cruzar el umbral, siente un dolor agudo en el vientre. Es un verduguillo que le clava Julián. ” Puta y ladrona”
Ruedan los pedazos de pollo seguidos de dos refrescos. Y sobrevolándolos una foto instantánea de Micaela.
Ella agonizaba: Expresó con dificultad. Te perdono, Julián, “solo tenía hambre.”Luis Spota decía y con razón: más cornadas da el hambre.
VIDAS PARALELAS
La Comisión Estatal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (COEPRIS), a través de sus representaciones municipales, desarrolla constantes verificaciones a comercios y tiendas de autoservicio a fin de reforzar las medidas preventivas impulsadas en esta contingencia por el COVID-19.
Así lo expreso la comisionada estatal Blanca Pulido Medrano, al comentar que verificadores sanitarios de los cinco municipios llevan a cabo una vigilancia estrecha de establecimientos como mercados municipales, tortillerías y tiendas de abarrotes, las cuales deben cumplir con medidas preventivas de protección, higiene y sana distancia entre personas.
En estos acercamientos se reitera la importancia de limpiar y desinfectar superficies, favorecer una buena ventilación y propiciar la sana distancia entre una persona y otra deberá al interior del establecimiento, al menos de 1.5 metros, indicó la funcionaria, al agregar que se solicita regular la capacidad de clientes al interior para evitar aglomeraciones y disminuir el riesgo de propagación de Coronavirus… Y con esto nos despedimos no olviden hagan el bien y sean felices.