AL ROJO VIVO
JESÚS CHÁVEZ JIMENEZ
ÚLTIMO VIAJE
Salvador Hinojosa Oliva, fue un hombre que se adelantó al tiempo. Un ser extraordinario que al morir hace ocho años, dejó un vacío tan Grande que no se cubrirá tan fácil. Lo conocí bien. Y ello me obliga a que haga de su vida un amplio trabajo donde exponga su gran obra a favor de esta hermosa tierra que tanto amo.
Por mientras les platico en un cachito de vida,un viaje que hicimos. Fue el último, pero para mi fue como el primero y como muchos más que emprendimos. En todos una experiencia diferente.
Ese viaje fue de trabajo. Un empresario gasolinero nos contrató para explorar las posibilidades de ampliar sus negocios hacia Santa Rosalia. Y requería elementos para ello. Hinojosa estudiaría el entorno. Los riesgos. Y yo toda la normatividad. Hubo buen salario, viaticos muy generosos. Y un marquis del año, color verde. Era la nave que el patrón me confió. Era el mes de junio. Y obvio un calor quemante.
Fueron cuatro días inolvidables. El primero, inició a las cinco de la mañana al llegar por el a calle Normal. Y Felix Ortega. Ya me esperaba. Su maleta. El portafolio negro. Vestía guayabera blanca de lino. Abrí la cajuela. Y vio una hielera Coleman gigante. “ Y ¿eso? le respondo: avituallamiento. No se quedó con las ganas y después de acomodar su maleta; la abre. Y ve sorprendido, cerveza, vino tinto. Una champaña. Refrescos, jugos. Una ensalada de camarón. Lo necesario para un largo viaje.
Enfilamos hacia el norte. Se sorprende cuando sacó un thermo grande con café obvio de Lupita Camacho, del mercado bravo. Nos servimos y ahí vamos. Al pasar por el Centenario, la primera discusión. Con marcada molestia, dijo.
El patrón no me dio los viaticos que le pedí. Y ni creas que voy a gastar de mis honorarios. ! Esta claro!.
-Si. Pero no se preocupe. No gastará un cinco.Yo traigo los viaticos de los dos. Al decirlo me tocó la bolsa del pantalón y acarició una regordeta pachocha. Eso no le gusto nadita. Frunció la cara. Y gruño algo que no entendí. Y reacciona. Mira Jesús, no se porque tu traes los viaticos, pero te adelantó que no quiero pichicateces. No pasaré hambres por tu culpa.
No-le respondo. Y no se porque me escogió el patrón a mi. Y con audacia le aviento una afrenta: será porque soy buen administrador. Me ve con odio. Y segundos después lanza una sonora carcajada.
Al pasar por la caseta Fito sanitaria retomamos el habla ¿ Ahijado?( cuando estaba contento, así me decía. Enojado me llamaba por mi nombre? dígame padrino ¿ Cuanto llevas de viaticos? Me tocó otra vez donde va la paca de billetes. Y le respondo: información confidencial arquitecto, sólo suficiente.
Otra vez se enoja, pero lo contento de inmediato ¿ Le propongo un trato. Usted me dice cuanto le pago por sus honorarios. Y yo le doy la cantidad de los viáticos. La respuesta es otra carcajada. Y acepta. Hay muere, pues.
Pasando La virgencita otra vez el diálogo. Padrino, sugiero que desayunamos en Santa Rosalia.¿ O gusta unos burritos en el Km 93. Ahí están riquísimos. Usted decida. Y lo hace- mira ya adivine tu plan. Quieres que comamos burritos. Para ahorrar. Pues no.
Quiero en Santa Rosalia. Ok, respondo.
Pasando el km 77 saco un cassette de mi traje. Y lo pongo. Es Valentín Elizalde. Lo veo de reojo. Observa mis movimientos. Le subo el volumen. Y el Vale se suelta “ Me llamo pancho nopales
Me llamo pancho nopales
Y vivo entre muchas flores
Ellas son las que se
Ofrecen rogando por sus
Amores yo solo me
Hago el nido a quien
Le dan pan que llore
Soy águila real me¿
Subo al nopal
Devoro a la víbora
De la mar.
Cuando termina la canción, la repito hasta cuatro veces. No aguanta. Y explota ¿ porque la canción. Y porque la repites? Porque usted es Pancho Nopales. Otra sesión de carcajadas. Y seguimos. Al pasar por el km 93 hace señas que me detenga. Baja. Entra al restaurante y pide diez burritos. Empieza a comerlos. Llega hasta seis. Y pide los cuatro para llevar. Y paga ahijado. Y pago.
Retórnanos a la carretera. Le pongo como diez veces a Pancho Nopales.
Al pasar por Insurgentes el sol se asoma. El arquitecto, serio. Somnoliento, de vez en cuando bosteza. Pasando el Ejido uno, saco otro casete; Roció Jurado. Me ve y aprueba el detalle.
Llegamos a la Giganta, paisajes hermosos, el Huatamote. Ligui. Loreto y sus contrastes. Después San Juan Londo, San Bruno. El km 50 y el puente Tevalle ( ahí vivieron mis padres y hermanos)
El sol con fuerza antes de llegar a Mulege pueblo. Y antes de las diez entramos al maravilla pueblo de Santa Rosalía. Y pide “ llévame al pollito, ya me dio hambre. Nos sentamos y pide: langosta, camarones. Y pescado. Todo a la plancha.
Le comento que mientras desayuno, adelantó mi trabajo. Acepta y voy a lo mío. A la una retorno. Y esta muy feliz. Lo acompaña un amigo. Y sigue comiendo. A las dos, después de pagar la cuenta ( 900 pesos) nos hospedamos en el Hotel Minas. Las mejores suites. Toda la tarde trabajo. Y yo lo mismo.
Retorno al hotel a las once de la noche.
Los tres días restantes lo mismo. Comidas ricas en el Pollito. Y trabajo. Mucho trabajo. Abrí cuenta en el Restaurante. Y llegó el final: surto otra vez la hielera gigante. Lavo el Marquis. Y el retache. Salimos a las doce mediodía. Felices y contentos. Todavía con viaticos y con la satisfacción del deber cumplido.
Cuando cruzamos por el Ejido San Lucas, mi padrino estira los pies. Da un trago a su refresco. Y exptesa “ Que hermosa es la vida” Pon a Pancho Nopales” Y ahí vámos. Atrás van quedando esos pueblos con historias espléndidas y vistas hermosas.
RETORNO
El Golfo de California, Santispac. La ancha bahía con aguas cálidas, las sierras misteriosas e imponentes. Todo esto para nosotros. Manejo despacio, con cuidado. Y al llegar a Rosarito, percibo algo en el carro que me preocupa. La aguja que marca la temperatura asciende. Le observo. Y pasa de la mitad. Y me preocupo. Bajo la velocidad. Y me estaciona en una de las viviendas de esa ranchería. Le echo agua. Y desciende de golpe la temperatura.
Y otra vez a la carretera. En Loreto, todo normal. Pero al pasar la cuesta de Ligui, otra vez. Y llego a un ranchito. Y me comparten agua. Y de nuevo al camino. Alcanzó la subida, la última de curvas. Y el inicio de la recta hacia el Valle. Y ya no funciono el auto. Nada de nada
Mi padrino preocupado. Y con sorna me dice “ Ya te lo hechaste.Y es del año. Y estamos, aquí, lejos de todo. Solo le digo” No se preocupe arquitecto. Pronto saldremos de esta.
Y no pasaban veinte minutos cuando Dios nos mandó dos Ángeles. Dos Jovenes con un Pick Up. Revisaron el carro. Y veredicto: desvielado, por los calentamientos. La causa: manguera rota.
Y nos dan salvataje. Amarran el carro para jalarlo Hasta Constitución. Y nos echan en la caja de la camioneta. Y ahí venimos viéndonos las caras. Y observo reclamo en sus ojos.
Informó al patrón del percance. Y ordena que se arregle en Constitución. Me apoya mi hermano . Y se cierra el ciclo del lujoso Marquis.
Y vamos a la terminal. No hay boletos. Hasta otro día. Nos hospedamos en el mejor hotel. Después obvio de una suculenta cena en el Tribi.
Al otro día, hay venimos en camión. Tres horas de charlas. De risas. De anécdotas. Lo hice reír. Le inventé chistes. Al llegar lo llevó a su casa. Siento nostalgia en la despedida.
La semana que entró, fue triste para mi: murió. Fue ese el último viaje que hicimos.
Después viajaremos cada quien por su lado, pero hacia un mismo destino.
Pancho Nopales, se me fue.
VIDAS PARALELAS
Unidad. Es solo una palabra que puede ser el antídoto a la cruel acechanza de los últimos tiempos que padecemos los periodistas. Esta es la agresion cíclica contra los integrantes de este gremio. A un mes de iniciar el año ya tenemos un asesinato y una sanguinaria agresión. Y esto no es bueno para una sociedad como la nuestra. Y esa palabra si la convertimos en acción nos podrá blindar contra aquellos que han visto en los periodistas sus presas fáciles. Agreden porque no ven cohesión entre nosotros…Siguen las buenas noticias sobre el cruel asesinato del periodista Rafael Murua Manríquez. Ya cayó otro de los asesinos. Y las investigaciones continúan. Muy bien… Y con esto nos despedimos no olviden hagan el bien y sean felices.