BALCONEANDO
¿INDECISOS DECISIVOS?
Por Alejandro Barañano
Uno de los elementos que mayor incertidumbre aporta a los procesos electorales es el relativo a la dificultad para interpretar los resultados de las encuestas de opinión, mismas que se realizan con el propósito de conocer las preferencias electorales. Tal dificultad la establece el altísimo porcentaje de personas que decide no contestar o que asegura “no saber” por quién va a votar.
Es preciso reiterar, desde luego, que las encuestas al ser un instrumento estadístico, no deben ser vistas como un mecanismo de pronóstico de lo que va a ocurrir, sino como una instantánea relativa exclusivamente al momento en el cual fue levantado el estudio.
Pese a lo anterior, dado que las encuestas electorales suelen ser realizadas de forma sistemática en varios momentos del proceso electoral, la tendencia que retratan a lo largo del tiempo sí es un buen reflejo de la forma en la cual han “funcionado” las estrategias electorales de los distintos candidatos.
El problema surge cuando las personas entrevistadas se niegan a participar en el ejercicio o, aun participando en éste, su respuesta es que no saben por quienes votarán o que prefieren no revelar su intención personal. Y si la proporción de quienes así se comportan es muy alta entonces la interpretación de los datos de la encuesta se vuelve muy compleja.
Y es que una de cada cinco personas cuestionadas con respecto de por quién votaría respondió señalando que el “voto es secreto”, y un 13.4 por ciento dijo no tener certeza aún de a quién favorecerá con su voto.
Frente a realidades como ésta la gran pregunta que se hacen quienes se dedican a la interpretación de los datos estadísticos es: ¿Cómo se comportarán las personas que no respondieron la encuesta? ¿Lo harán de la misma forma en la cual lo hicieron quienes sí respondieron o se comportarán de manera distinta?
Luego entonces uno se pregunta: ¿Decidirán los indecisos en el último momento? ¿Se inclinarán todos, o al menos la mayoría de ellos en la misma dirección? ¿Les llegará el llamado al “voto útil” que en los momentos postreros de la campaña parece constituir el eje central de todas las estrategias partidistas?
Lo sabremos hasta la noche del domingo con toda certeza. Por lo pronto, parece válido asegurar que con los datos disponibles sólo parecen existir dos certezas al cierre de este proceso: La primera es que los “indecisos” tienen la elección en sus manos; la segunda, que parecen tener razón los estrategas que están apostando su resto en la campaña por el “voto útil”; y mientras vemos que resultados arroja en definitiva la ya próxima elección del primero de julio, mejor quien esto escribe seguirá BALCONEANDO. . .