BALCONEANDO
GANADORES Y PERDEDORES
Por Alejandro Barañano
Definitivamente en un proceso democrático de la envergadura como el que se llevó a cabo el pasado domingo primero de julio siempre deja a ganadores y perdedores, esto más allá de los candidatos triunfantes o derrotados.
¿Qué a que me refiero? Bueno, pues comenzaré con los ganadores. Ahí están por ejemplo las autoridades electorales, en particular el Instituto Nacional Electoral, quien hizo un papel impecable en organizar las elecciones, pero también tomaron algunas decisiones absurdas sobre todo por culpa de la ridícula legislación electoral que tenemos; pero ganó y de eso no hay duda.
Otro gran ganador sin duda alguna fue MORENA y sus pretensos, esto a pesar de que existía un segmento del electorado que nunca creyó en ellos, simple y sencillamente porque su candidato presidencial no había ganado en las dos últimas elecciones pasadas, pero al final el pueblo votó y les dio un triunfo arrollador.
También las cuestionadas y hasta vituperadas encuestas serias con base en una muestra aleatoria y probabilística levantadas en viviendas, demostraron que sí sirven para medir el humor y las preferencias del electorado. No son infalibles, pero ganaron, y al final del día no se ha inventado otro método confiable para evaluar a la opinión pública así que seguirán funcionando como hasta ahora.
Y ni qué decir de las encuestas de salida que fueron difundidas con gran responsabilidad por los medios de comunicación y que permitieron que los perdedores reconocieran rápidamente su derrota. Ganadoras absolutas.
También ganadores fueron sin duda los partidos chicos, pues siguiendo el ejemplo histórico del Verde Ecologista realizaron estupendas negociaciones con los que todavía eran partidos grandes para aliarse con ellos. El resultado es que tendrán una sobrerrepresentación enorme en el Congreso de la Unión.
¿Qué no lo cree? Pues ahí está el Partido del Trabajo que estuvo a punto de perder el registro en el año 2015 y que terminó aliándose a con Andrés Manuel López Obrador para acabar teniendo la tercera bancada en la Cámara de Diputados.
Agréguese el Partido Encuentro Social, que muy probablemente perderá su registro como partido, pero tendrá 55 diputados y 7 senadores. Lo mismo sucede con el Partido del Sol Azteca y con el Movimiento Ciudadano que le arrancaron varios legisladores al Partido Acción Nacional al conformar el Frente que apoyó a Ricardo Anaya.
Pero ahora voy a pasar con los perdedores, y comenzaré con los llamados “operadores de tierra”, pues una vez más se demostró que son un mito. Me refiero a esa idea de que existen profesionales electorales que pueden conseguir miles de votos si los partidos les dan una fortuna de dinero, pero resulta que penosamente a la vuelta de la esquina incumplen con sus compromisos y los supuestos votos nunca aparecen.
Este mito está particularmente presente en el Partido Revolucionario Institucional, y en esta ocasión sus “generales de tierra” hicieron una operación de tal magnitud que José Antonio Meade sólo ganó en el 3.4 por ciento de todas las casillas instaladas. Pero ya me imagino cuántos se habrán forrado de lana.
Perdedores sin duda también resultaron las múltiples “encuestas patito”. Y me refiero a las robopolls, las telefónicas, las de Facebook y las de Twitter; donde sus patrocinadores trataron de vender la idea de que eran lo nuevo porque las de vivienda eran unos dinosaurios en proceso de extinción. Pamplinas, sólo hicieron el ridículo.
Finalmente también perdedores resultaron todos los candidatos independientes. No ganó uno solo.
Por eso al inicio de este espacio señalaba que en un proceso democrático de la envergadura como el que se llevó a cabo el pasado domingo primero de julio siempre deja a ganadores y perdedores, esto más allá de los candidatos triunfantes o derrotados, y como no hay mucho para donde hacerse quien esto escribe seguirá BALCONEANDO. . .