BALCONEANDO
DEBACLE SIN PRECEDENTE
Por Alejandro Barañano
El Partido Revolucionario Institucional pagó por su soberbia, los excesos, los abusos cometidos, los oídos sordos contra la corrupción y la impunidad, el autoritarismo, la demagogia, los vicios que arrastró durante décadas, etcétera, etcétera.
Hoy ante la mirada de muchos llora su estrepitosa derrota, y entre ese copioso mar de lágrimas busca culpables y les pone nombres. Que si el gobierno de Peña Nieto, que si el divisionismo priista ante algunos candidatos, que si la corrupción de los gobernadores, que si el priismo se alejó de las bases y muchos etcéteras más.
Sin embargo el PRI, sus dirigentes y las autoridades emanadas de este partido deberían hacer una autocrítica profunda para verse en el espejo de la derrota y mirar sus propios rostros en busca de respuestas.
¿Por qué? Porque son todos ellos los que han contribuido a esta histórica derrota del priismo. La escandalosa corrupción que no tuvo freno, una riqueza económica que no pudieron manejar en forma austera y eficiente, la violencia que dejaron crecer ante la complicidad de las autoridades, los gobiernos que anteponían la riqueza personal al bienestar de la comunidad, su resistencia al cambio y funcionarios, jueces, jefes policiacos, legisladores, alcaldes, gobernadores, dirigentes y presidentes municipales que vivían como virreyes alejados de las necesidades del pueblo.
Y los ciudadanos dijeron basta. Ya no más abusos, ni corrupción, ni violencia, ni impunidad, y visualizaron en el horizonte nuevos caminos, nuevas opciones.
Para el PRI es y será una dolorosa derrota, pues perdió las gubernaturas que estaban en juego, perdió la Presidencia de la República y pocos, muy pocos senadores llegan por elección y la vía plurinominal. En palabras más o palabras menos, fue una catástrofe electoral inédita en la vida del priismo.
Y es que el PRI vivía confiado en las estrategias que realizaba para obtener los triunfos en las elecciones. Sin embargo ahora no surtieron efecto las despensas que regalaba, el dinero en efectivo que obsequiaba, las promesas que hacía a las audiencias, las presiones que ejercía, la demagogia, el uso del erario. Con nada pudo convencer, y el oleaje de sufragios los hizo naufragar.
El gobierno de Enrique Peña Nieto no pudo con tanta violencia y los desaparecidos que se incrementaron; los gobernadores del “nuevo PRI” que saquearon a sus estados a placer, una economía que sacudía las mesas de millones de hogares, los conflictos de intereses de funcionarios de alto nivel, la corrupción escandalosa, y como cereza del pastel los gasolinazos. Y al final el PRI perdió todo lo que estaba en juego.
En el ámbito estatal la sombra de administraciones pasadas llenas de abusos, derroche, corrupción, enriquecimiento escandaloso, nepotismo y autoritarismo estuvo presente en la mente de los sudcalifornianos el pasado domingo primero de julio.
Además, su actual dirigencia pasiva, con una supuesta líder –Gabriela Cisneros Ruíz- que dejó pasar de todo para evitar problemas y no ejerció acciones como oposición por no afectar sus amistades y sus compromisos personales y peor aún, los de su “patrón” Isaías González Cuevas, depuso muchas dudas entre los priistas y ciudadanos que aún volteaban a ver al tricolor como opción partidista.
Y por último, algunos candidatos impuestos por el supremo dedazo del ex dirigente nacional de la CROC de no grata memoria en 17 estados del país, que solo causaron divisionismos, inconformidades y resentimientos internos.
Digan lo que digan, ya se veía venir la catástrofe electoral y quedaron en el lugar que merecían estar.
Ahora el país y la media península entrarán a un nuevo panorama político con proyectos y programas que buscarán cambios en todos los ámbitos de la vida de los ciudadanos, sobre todo la lucha contra la corrupción, la violencia y la impunidad.
Por eso la debacle del PRI traerá nuevos aires y se vislumbran nuevos horizontes, pues la izquierda estará presente en la vida política ya no como oposición sino como fuerza viva para la transformación del país.
Al PRI no le queda otra más que ejercer una autocrítica y refundarse para comenzar a ser una buena oposición. Los diversos partidos convivirán en esta nueva etapa democrática del país, pero en el espejo del PRI observarán lo que no deben hacer, por lo que mejor quien esto escribe seguirá BALCONEANDO. . .