BALCONEANDO
LA CAÍDA DE GABRIELA
Por Alejandro Barañano
Todo apunta a que Gabriela Cisneros Ruíz, como cabeza de grupo político, tendrá una vida corta y efímera, por lo que no sólo peligra su presidencia en el Partido Revolucionario Institucional, sino que su legado para la posteridad será recordado por su pésimo desempeño y total carencia de tino como dirigente que se dice ser.
Y solo basta recordar aquellos días cuando su protector Isaías González Cuevas la nombró “líder del nuevo PRI”, sin imaginar que terminaría siendo rechazada y repudiada por la militancia al grado que ahora, incluso le retiran su respaldo y como ya empieza a percibirse, pronto intentarán expulsarla del control del partido pues lo ha llevado simple y sencillamente a la peor debacle de su historia.
Hay corrientes y liderazgos priistas que se preparan para pasarle el cobro de la factura completa a la disque clase política croquista —ya que se apropiaron del poder con un criterio patrimonialista y excluyente en perjuicio de todas las corrientes y grupos distintos a ellos— por la derrota que no sólo les hizo perder absolutamente todas las posiciones en juego en la pasada elección del primero de julio, sino que además los convirtió en una fuerza minoritaria hasta ponerlos en un tercer o cuarto lugar de la votación sudcaliforniana.
Pero lo más grave para Gabriela Cisneros Ruíz no será el rechazo de la mayoría de los grupos priistas a los que marginó y maltrató durante su efímero paso por la dirigencia del PRI; lo peor que le puede pasar a la señora presidenta es que su mismo grupo cercano, o sea los croquistas más fieles y a los que ella encumbró en posiciones de poder más por amistad y confianza que por capacidades y experiencia, terminen por fracturarse y confrontarse directamente con ella, tal y como ya comenzó a suceder en el núcleo más duro del octogenario hombre -que no respeta acuerdos ni posee la más mínima pizca de decencia- pues ven con malos ojos a su protegida, por lo que mejor deberían pedirle que deje cuanto antes el control del instituto político que ha llevado al precipicio.
Para nadie es un secreto que la relación entre la malograda dirigente del PRI y el triunvirato Barroso, Valdivia y Esthela se encuentra fracturada, y que el distanciamiento de las bases y militancia es real, pues Gabriela Cisneros obedeciendo ciegamente a su patrón Isaías González Cuevas no aceptó ni estuvo de acuerdo con las propuestas que manifestaban los verdaderos priistas y con esto cavó su tumba política la desafortunada mujer.
Sin embargo, el arcaico y primitivo líder de lo que le queda de la CROC -mientras tanto- se dedicará a calentar su curul en San Lázaro y con ello garantizar su inmunidad y protección como hasta ahora lo ha hecho. Punto final, se burló de todos.
El resto del grupo croquista casi seguro que se desintegrará y cada quien tendrá que ver por su futuro; algunos refugiados en las triquiñuelas del INFONAVIT –por aquello de la adquisición bajo el agua de casas a bajos precios- otros buscarán cobijo en la Secretaría del Trabajo y Previsión Social bajo el mando del esbirro y esquirol de Ernesto Álvarez Gámez, y también habrá los que tengan que pensar en un retiro o hasta un exilio más lejano para no ser objetivos de una posible cacería de corrupción, esto por cuando las masas priistas empiecen a exigir sangre y cabezas ante la incapacidad de cumplir las altas expectativas que se tenía en tan pésima dirigencia.
Y entonces sí, Gabriela Cisneros Ruíz como en su momento Antonio Ortega Salgado, conocido en el bajo mundo con el mote de “El Chorizo”, al igual que otros actores que son tristemente recordados, será una mera corriente efímera que al no ser capaz de retener el poder comenzará a pagar el costo del repudio y el rechazo de la gente, esa gente que se ensaña con los derrotados y que siempre busca nuevos villanos favoritos y culpables para ponerlos en la hoguera en leña verde; por lo que mejor quien esto escribe seguirá BALCONEANDO. . .