BALCONEANDO
MARRULLERÍAS
Por Alejandro Barañano
Estamos viviendo momentos inéditos en este tiempo político, y por ello incluso hasta perdemos la capacidad de sorprendernos por la frecuencia con que se dan las marrullerías electorales, pues durante las campañas proselitistas nos muestran lo mejor y lo peor de quienes aspiran a ocupar un cargo de elección popular, no solamente cambiando en muchos casos de partido con la mayor facilidad y desfachatez, sino comprando y condicionando el libre sufragio de la gente.
Lo digo porque a cuarenta días de la elección del próximo primero de julio, ya se están dando situaciones que podrían generar violencia tal y como sucedió la noche del pasado jueves, cuando una tropa conformada por una treintena de elementos de Seguridad Pública participaron en la captura de tres trabajadores, los cuales estaban simplemente rotulando una barda con propaganda electoral del Partido del Trabajo y de su candidato a la Presidencia Municipal de Los Cabos, Ernesto Ibarra Montoya.
Los hechos –según se comentó- tuvieron lugar en las inmediaciones de la colonia Los Cangrejos de Cabo San Lucas, donde vecinos de ese lugar fueron testigos de una espectacular movilización de los cuerpos de seguridad para detener a los “peligrosos” trabajadores que previamente habían sido contratados para rotular bardas.
Ante la mirada atónita de los vecinos de la colonia de Los Cangrejos, los pintores fueron subidos a una patrulla y trasladados al Centro de Justicia Penal bajo los cargos de daños a terceros, y en ese sitio permanecieron cerca de medio día detenidos simplemente por realizar su chamba.
Los hombres después de horas rindieron su declaración ante la autoridad y demostraron que contaban con los permisos firmados por parte de los propietarios para plasmar la propaganda de los candidatos del PT Los Cabos, y obviamente hay que decir que dicha publicidad “podría afectar enormemente” al candidato del Partido Acción Nacional que busca la reelección de la alcaldía, o sea en detrimento de Arturo De la Rosa Escalante, a quien se le ha acusado en más de una vez de enviar a sus policarpios –entiéndase elementos uniformados- para destruir propaganda o para reprimir a los rotulistas.
Otra marrullería puesta al descubierto el viernes pasado, cuando por medio de redes sociales tanto militantes como simpatizantes del Movimiento Regeneración Nacional, Partido Nueva Alianza y del Partido Verde Ecologista de México, denunciaron la entrega de despensas en varios poblados del municipio de Mulegé.
En las imágenes compartidas y difundidas, se podía apreciar un vehículo en color blanco con calcomanías en apoyo a los candidatos del Partido Acción Nacional que traía en la cajuela varias despensas que estaban siendo entregadas en los domicilios.
El conductor de la unidad motora descubierta fue identificado –extraoficialmente- como Santos Méndez, quien se dice es el presunto encargado de las oficinas de SAPA en el poblado de La Bocana, mismo que declaró que dichas despensas no fueron compradas por él, pero no obstante se negó a revelar mayor información sobre el origen de las mismas.
De igual manera, también se denunció el hallazgo de un almacén ubicado en la colonia Cuauhtémoc de la comunidad de Santa Rosalía, lugar en donde se encontró un camión repleto de despensas y que fue sitiado tanto por los simpatizantes de MORENA como de Nueva Alianza a fin de interponer las denuncias correspondientes.
Por último, supimos también el pasado fin de semana anduvo circulando una fotografía donde se acusaba la falta de pago oportuno en favor de quien pintó una barda en favor del aspirante a la presidencia municipal de La Paz, Marco Antonio Almendáriz Puppo, así como del abanderado a la Presidencia de la República por el PAN, Ricardo Anaya, situación que generó muchas dudas ya que cualquiera podría haber sido el “molesto pintor” que plasmó con brocha su coraje, generando con ello los visos de una guerra sucia que nada bueno deja en beneficio de la sociedad.
Así pues queda claro que el clientelismo electoral en sus distintas modalidades —movilización, coacción, compra del voto y condicionamiento, entre otras— encarece simplemente las campañas y altera las condiciones de equidad, ello y a pesar de que ha sido un tema recurrente de litigio, pues las denuncias y acusaciones vertidas durante el proceso electoral son tan sólo un brote de preocupación sobre una práctica considerada endémica de democracias con altos niveles de desigualdad económica, política y social; por lo que mejor quien esto escribe seguirá BALCONEANDO. . .