BALCONEANDO
CASA DEL ESTUDIANTE
Por Alejandro Barañano
En el arranque de lo que será otro ciclo escolar, sigue vigente un asunto que ha tensando por mucho tiempo la relación entre la sociedad sudcaliforniana y el Gobierno del Estado, situación que involucra directamente a la Secretaría de Educación Pública, quien el pasado pudo llevar a cabo la demolición de una de las primarias más emblemáticas que estaba erigida en el corazón del centro histórico y a unos cuantos pasos del kiosco del malecón, esto en una de las zonas de mayor plusvalía del “Puerto de Ilusión”.
Y lo digo porque resulta que se sigue librando otra batalla adicional, pues el Gobierno del Estado no ha podido clausurar la Casa del Estudiante Sudcaliforniano con sede en la Ciudad de México, esto y a pesar de los múltiples empeños que se han hecho para ello.
Desde abril del año 2017 el por demás aborrecido secretario de Educación Pública estatal, Héctor Jiménez Márquez, ha venido aseverando que el inmueble es inseguro esto y a pesar del dictamen de Protección Civil de la Ciudad de México otorgó a la administración del gobernador anterior Marcos Covarrubias Villaseñor, y en el que sólo se advirtieron recomendaciones de corrección y prevención.
Como el reporte de las autoridades de la capital del país no les pareció nada acertado ni al Gobierno del Estado ni tampoco a la SEP, entonces ambas instancias se dieron a la tarea de pedir la intervención de una empresa particular cuyo veredicto sobre el edificio de la Casa del Estudiante Sudcaliforniano resultó diferente y curiosamente ahí sí estuvieron de acuerdo.
Ante esto las autoridades de la Ciudad de México emitieron de nueva cuenta otro dictamen ratificando la viabilidad de mantener el inmueble, el cual fue enviado directamente al gobernador Carlos Mendoza Davis, pero de ahí no pasó la cosa.
Fue entonces que Héctor Jiménez Márquez salió a la palestra ante la opinión pública diciendo que el costo anual del albergue estudiantil en la Ciudad de México era por un monto superior a los dos y medio millones de pesos, y que eso no era viable para el gobierno de Mendoza Davis; claro, a diferencia del proyecto de remodelación del malecón donde se habla de cientos de millones de pesos, por lo que habría de descifrarse cuáles son la prioridades de las autoridades para con la sociedad y para las sociedades económicas. ¿O no?
Y es que está visto que el paseo de conductores y viandantes parece ser una obsesión en cada administración estatal, pues a todas y sin excepción les ataca el síndrome de la remodelación, y por ende los hace olvidar de que en el estado existen todavía muchas colonias habitacionales sin pavimento, sin servicios básicos, escuelas con piso de tierra y muchas necesidades más. Y entre tanto, pues mejor es derrumbar escuelas e intentar clausurar espacios académicos, pues nuestros inmaculados políticos consideran un cambio por demás positivo la creación de playas artificiales en la entidad, cosa que es una verdadera panacea.
Pero para colmo de todo esto, quien fuera en sus años mozos taquero allá por el rumbo de Cuajimalpa y que ahora está investido a la sazón de titular de Educación Pública, también ha dicho que lo que se vive en la Casa del Estudiante es un asunto que ha rebasado a las autoridades, pues ha acusado que los estudiantes presentan bajos promedios y que reprueban sus materias dándose simplemente a la tarea de tomar el control de la propiedad, mientras ellos =las inmaculadas autoridades= no saben decirnos a ciencia cierta donde está el destino de los recursos económicos asignados para tal inmueble.
Entonces uno se pregunta: ¿Qué esperanza puede tener la sociedad sudcaliforniana de que las autoridades pongan orden en la entidad en cuanto a violencia, corrupción y despojo, cuando no pueden atender las necesidades de una casa, dándole mantenimiento preventivo y correctivo, y transparentar los recursos destinados para ello?
Triste, muy triste el panorama político y social para quienes vivimos en Baja California Sur, aunque bueno, no todo está perdido pues “gozaremos” de un malecón de escenografía para una película; por lo que quien esto escribe mejor seguirá BALCONEANDO. . .