BALCONEANDO
“LA LLAMADA”. . .
Por Alejandro Barañano
¿Cuántos de nosotros no hemos deseado o soñado con tal o cual cosa? La inmensa mayoría creo, y si eso que uno desea o aspira llega simplemente porque todo el universo se alinea, pues pareciera aún mucho más sorprendente.
Esto lo traigo a colación porque leí el relato –muy bien elaborado e hilvanado por cierto- de quien fuera secretario de Educación en la entidad, Omar Castro, y en donde explica como para sorpresa suya el fin de semana pasado recibió una llamada telefónica de parte del Delegado Estatal de Programas para el Desarrollo, Víctor Manuel Castro Cosío, y en ella le hacía saber que había sido designado conductor de la unidad donde viajaría el Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador.¡Quihubole!
En la narrativa explica que la condición que habían puesto desde la Coordinación de Ayudantes de la Presidencia eraabsoluta confianza y experiencia. Luego todo empezó a tomar forma poco a poco, empezando cuando le pidieron que enviara fotografía de su licencia de conducir, haciéndole llegar una lista de requerimientos que después serían satisfechos por el equipo del Gobierno del Estado.
Después el compadre de Víctor Manuel Castro Cosío había de estar desde las 09:00 horas en el Aeropuerto Internacional “General. Manuel Márquez de León” de la Ciudad de La Paz, pues la comitiva presidencial no habíaconseguido vuelo directo a San José del Cabo, y luego entonces había que recorrer cerca de 200 kilómetros para llegar al Estadio de Béisbol de Cabo San Lucas, donde se llevaría a cabo el acto con el anuncio de una histórica inversión para infraestructura urbana en aquella región.
Cuando llegó al Aeropuerto el profe Omar, -como le dicen sus conocidos y uno que otro llevado- ya estaban listaslas cinco unidades tipo Suburban blancas de modelo reciente. La primera –explicó en su escrito- la de punta como le llaman los miembros de seguridad; la segunda, lapresidencial, y las otras tres serían utilizadas de apoyo por parte de la Presidencia de México.
“Después de las 11:00 horas se abrió la puerta eléctrica del edificio y apareció el hombre que dirige un país de más de 123 millones de mexicanos; apareció rodeado de periodistas y de ciudadanos que buscaban el saludo y la selfie acostumbrada”, describió en su relato.
Sin más ni más, en la camioneta que se le había designado a Omar Castro fue abordada el gobernadorCarlos Mendoza Davis; el Delegado Estatal, Víctor Manuel Castro Cosío; y un Coordinador de Ayudantes de Andrés Manuel López Obrador, y obviamente a lo último ocupó el asiento del copiloto ni más ni menos que elmismísimo Presidente de México.
Justo ahí comenzó el sueño tal vez nunca imaginado tener el ex titular de Educación estatal, pues puso a rodar la camioneta siguiendo de cerca a la unidad de punta, para tomar la carretera transpeninsular en dirección a La Paz hasta llegar al libramiento para después alcanzar la carretera con rumbo al Sur.
Según anotó con su propio puño y letra, no hubo ningún operativo en el trayecto como tampoco se cerró el tramo carretero ni hubo policías en cada esquina. Es más, asegura haber hecho alto en los semáforos, esto mientras que Andrés Manuel López Obrador bajaba y subía el cristal para saludar a los ciudadanos que le quedaban a su derecha.
Durante el trayecto a Los Cabos el clima fue fraterno y de civilidad política, esto frente al liderazgo indiscutible de un hombre sereno, conciliador, analítico, profundamente humano, conocedor de su país y de nuestra historia, con una memoria privilegiada, claridad programática y visión de Estado, pero también capaz de reír en el terreno de la anécdota y de la broma.
Una vez que concluyó con éxito el evento multitudinario, partieron de nueva cuenta pero ahora con rumbo a San José del Cabo vía el libramiento al Aeropuerto, y de repente, la caravana detuvo su marcha para comer en una palaponadonde venden pescados y mariscos.
Durante la ingesta, explicó Omar Castro, al oriundo de Macuspana se le vio relajado, de buen humor y hablando de las costumbres culinarias de su pueblo. Cuando se levantaron de la mesa los comensales que ahí estaban empezaron a gritar a coro: ¡Presidente! ¡Presidente! ¡Presidente! y lo acompañaron hasta la camioneta blanca que de nueva cuenta manejaría “el profe” entre los acordes de música de un grupo norteño, las selfies y los abrazos.
Caía la tarde y en el Aeropuerto Internacional de San José del Cabo se despedía al Presidente de México, y por último, este le dio unas palmadas en el hombro a quien había fungido conductor y le dijo: ¡Gracias! No podías haberlo hecho mejor. ¡Muy bien, muchas gracias! y Omar Castro emocionado le respondió: ¡Fue un honor servirle, Señor Presidente! El sueño se le había realizado; y la verdad que no le tengo envidia al profe Omar, pues a quien esto escribe también le hacen seguido una que otra llamada para informarle que ha sido designado conductor de la unidad donde viajará su cónyuge para llevarla al supermercado, y pues ni hablar, mientras tanto no me queda de otra que seguir BALCONEANDO. . .