BALCONEANDO
ORO Y AGUA
Por Alejandro Barañano
Todos sabemos que Baja California Sur es una entidad semidesértica y que uno de los limitantes para su crecimiento es el agua, ya que es un recurso escaso y tan solo alcanza para cubrir las necesidades básicas de la población.
Datos recabados nos señalan que al año –de forma típica- llueve en la zona serrana en promedio hasta 700 milímetros, y esa poca agua que cae solo se concentra en lugares muy específicos como es el caso de la Reserva de la Biosfera Sierra de La Laguna, ubicada entre los municipios de La Paz y Los Cabos, y por su altura y humedad han dado vida al único bosque de pinos y encinos, haciéndolo un lugar único por su importancia biológica e hidrológica.
Sin embargo, este lugar de gran importancia para la vida sudcaliforniana está en riesgo porque la empresa minera Los Cardones -primero llamada Paredones Amarillos y luego Concordia- ha puesto sus ojos en el oro que contiene en su subsuelo. No obstante, la sociedad se sigue organizando para defender lo que para ella es un recurso más valioso: el agua.
Y no por algo la Reserva de la Biosfera La Sierra de La Laguna fue decretada como Área Natural Protegida en el año de 1994 debido a los ecosistemas y especies únicas que alberga, sino también por su valor como sitio de recarga de los mantos acuíferos, ya que los principales arroyos y cuerpos de agua subterráneos del estado se localizan en esta región.
Además contiene una gran variedad de especies endémicas: 79 vegetales, 24 de aves, 4 de mamíferos, entre otros organismos.
Cuenta también con una zona núcleo de 32 mil 520 hectáreas, dos zonas de amortiguamiento una de 79 mil 317 hectáreas y la otra de 600 hectáreas. Su altura es de 2 mil metros sobre el nivel del mar dándole algunas características de “isla”, ya que las plantas y animales que crecen en la Sierra difieren mucho de los que se encuentran a las faldas de esta.
También muchos sabemos que el proyecto minero Los Cardones planea ubicarse en la zona de amortiguamiento del Área Natural Protegida con una superficie de 543 hectáreas y un tiempo de vida de 10 años.
Constará de dos cráteres excavados, una planta desalinizadora, una presa de jales, esto entre otras obras que son necesarias en la minería a cielo abierto. Se utilizarán aproximadamente entre 40 y 80 toneladas de explosivos al día, entre 35 y 80 toneladas de cianuro a la semana, un aproximado de 118 metros cúbicos de agua y miles de toneladas de arsénico proveniente de las rocas de desecho.
Analizando estas cantidades tendremos los desechos de cianuro y arsénico que contamina cielo y agua durante el funcionamiento de la mina y después de haberse cerrado. También está la salmuera de la desalinizadora, que según el Manifiesto de Impacto Ambiental presentado será desechada al mar provocando un impacto en las especies de esa zona costera.
Sin embargo tal parece que los intereses económicos y políticos rápidamente se han hecho evidentes con este proyecto, ya que fue aprobado por Secretaria de Medio Ambiente y Recursos Naturales a pesar de que el Manifiesto de Impacto Ambiental está llena de irregularidades, y tan solo rompe con varias de las reglas del Programa de Manejo de la Reserva de la Biosfera de la Sierra de la Laguna, como por ejemplo la Regla 89 del Programa de Manejo y que en su Apartado XVIII dictamina: “En toda la reserva no se permitirá el relleno y desvió de causes de arroyo”, acción que quiere llevar a cabo la minera; también rompe con la Regla 84 apartado XII la cual prohíbe Las emisiones de ruido, vibraciones, energía térmica y lumínica y la generación de contaminación visual, que puedan causar alteraciones a las especies de fauna silvestre, así como modificar o alterar formaciones naturales y estructuras rocosas.
En conclusión, los intereses de la empresa con un fuerte poder económico han propiciado la organización ciudadana y las acciones de las organizaciones civiles, y esto definitivamente ha sido crucial para no permitir la construcción de la mina, además de enfatizar el trabajo que se ha realizado para divulgar y transparentar la información.
Quizás una fortaleza en la defensa por el agua en Sierra Laguna ha sido el flujo de información entre la comunidad, luchar inteligentemente y no dejarse llevar por palabra bonitas y promesas falsas.
Lo mejor que hemos hecho es investigar y formar nuestro propio criterio, porque entre más ignoremos más poder tienen los promineros sobre nosotros, y como esto va para largo, mejor quien esto escribe seguirá BALCONEANDO. . .