BALCONEANDO
¡TABLA DE SALVACIÓN!
Por Alejandro Barañano
Lo dicho, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador no tiene nada que presumir pero sí en cambio muchas cuentas que rendir por su manejo en la pandemia del Covid-19, ello además de sus torpes decisiones económicas y su gran incapacidad para resolver el problema de la violencia en el país.
Tan es así, que si la elección de junio del 2021 se diera en el terreno de la evaluación de los resultados gubernamentales, definitivamente el Movimiento de Regeneración Nacional y sus partidos satélites que se le unen perderían estrepitosa y rotundamente; y tan lo sabe el Presidente de México que por eso quiere llevar la competencia electoral a otro terreno. Me refiero a la corrupción de los gobiernos anteriores.
El oriundo de Macuspana, Tabasco, entiende perfectamente lo que representa la rabia social en contra de la corrupción, y tan lo sabe que ya la hizo su tema de su campaña en el año del 2018, esto cuando en su narrativa exponía que la corrupción era la fuente de todos los males de México y todo se resolvería casi como por arte de magias cuando se tuviera un gobierno honesto. ¿O acaso ya nos olvidamos de esas retoricas?
Por eso los juicios de Genaro García Luna en Nueva York y el de Emilio Lozoya acá en México le cayeron como anillo al dedo a Andrés Manuel López Obrador, pues en el primero de los casos tenemos a quien fuera secretario de Seguridad Pública en el gobierno de Felipe Calderón Hinojosa que está siendo acusado de recibir dinero del Cártel de Sinaloa para favorecer sus intereses, y con el segundo caso al mismísimo director general de Pemex en el gobierno de Enrique Peña Nieto, quien aceptó sobornos de la constructora brasileña Odebrecht para usarlos en la campaña electoral de su jefe y a la par conseguir votos de legisladores en favor de las llamadas reformas estructurales. ¡Quihubole!
Por eso ambos casos resultan perfectos para demostrar la podredumbre del sistema político mexicano y la urgencia de transformarlo en este momento, y de ahí, a ese terreno, lo quiere llevar Andrés Manuel López Obrador en favor de su lucha electoral con rumbo al 2021.
¿Cómo? Muy fácil, polarizando los bandos. Uno, los que están en contra de la Cuarta Transformación y por lo tanto defienden la corrupción del pasado; y el otro que son los que están a favor de su movimiento regeneracional y por lo tanto aspiran a la purificación de la vida pública. Nada más absurdo que eso.
Pero como el mismo Andrés Manuel López Obrador lo ha dicho, no puede haber medias tintas. O se está de un lado o del otro. Obviamente que esto es una trampa retóricaporque se puede estar ideológicamente en contra de la Cuarta Transformación y criticar sus tremendos errores, y a favor de la honestidad en el ejercicio gubernamental.¿O me equivoco?
Hoy, de hecho los medios están hablando mucho más del caso Emilio Lozoya que de las penurias sanitarias, económicas y de seguridad que está viviendo el país, y aun con todo ello el tabasqueño todavía tiene el descaro de quejarse de que los medios no le están dando lacobertura que dice merecer, aunque en realidad lo que le gustaría es que esos medios de los que habla estuvieran a su servicio incondicional, ya que así podría subir todo el volumen a sus temas favoritos y acallar los que tanto detesta.
Luego entonces queda visto que Andrés Manuel López Obrador ya encontró su tabla de salvación rumbo a las elecciones del 2021, y por eso va a sacarle todo el jugo político posible a los juicios de Genaro García Luna y de Emilio Lozoya. ¡Tiempo al tiempo!
En pocas palabras y recapitulando, podría decirse que los va a exprimir poco a poco hasta el cansancio para que así salga a la luz pública la podredumbre de los gobiernos anteriores; pero ojo, que no soslaye los malos resultados de su administración en materia sanitaria, económica y de seguridad, por lo que no se deberá caer en el perverso juego de restarle importancia a los graves problemas que apremian al país y la responsabilidad que tiene el gobierno actual en ello; por lo que mejor quien esto escribe seguirá BALCONEANDO. . .