BALCONEANDO
TRÁFICO DE ARENA
Por Alejandro Barañano
De forma por demás silenciosa, hay quienes han encontrado en el tráfico de arena un negocio redondo y muy rentable, afectando por ende –a la par con la erosión de playas- la extinción de muchos parajes sudcalifornianos.
Esto viene a colación por llegó a mis manos un reportaje de la Revista Sin Embargo donde se explica que el material pétreo de la playa Punta Arena es extraída de manera irregular y para fines comerciales.
Además, dicha actividad afecta también a varias especies de tortugas, pues dicha playa paceña sirve como importante santuario de anidación de esa especie marina que está protegida ya que se encuentra en peligro de extinción.
Son muchos los vecinos que han denunciaron que el sílice de la popular playa de Punta Arena es extraída de manera irregular con fines comerciales, lo que sin lugar a dudas provoca un daño ambiental.
Como muchos saben, ese lugar natural de esparcimiento se encuentra ubicado a 50 kilómetros de la capital del estado, y es conocido por sus aguas cristalinas y su blanca arena que sirve –como ya se dijo- como importante santuario de anidación de la tortuga marina.
Según han sostenido los lugareños, la extracción de arena la realiza una empresa privada desde el año 2012 con el consentimiento de las autoridades federales que, según dicen, no actúan para frenar la degradación del medio ambiente.
Junto con ello hay activistas y varios promotores de los cuidados en favor de la tortuga con más de tres décadas de experiencia, y también acusan a las autoridades de permitir “daños irreparables al ecosistema costero” en el municipio de La Paz.
Y es que resulta que una compañía privada extrae grandes cantidades de arena del lugar, misma que es retirada en sacos y transportadas en camionetas hacia un enorme tráiler que espera en las inmediaciones.
La arena -según denuncian vecinos como activistas- es trasladada a una zona de bodegas al norte de la ciudad capital, donde es procesada con maquinaria pesada y empaquetada en grandes bolsas para ser comercializada posteriormente.
Resulta que es tan cierto lo anterior, que el delegado de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales en la entidad, Axxel Sotelo Espinoza de los Montero, admitió alguna vez que la extracción de arena está autorizada, y que la concesión de la empresa que extrae la arena le permite la remoción artesanal de 2 mil metros cúbicos de grano de playa al año, lo que supone 160 metros cúbicos mensuales y 40 metros cúbicos semanales. ¿Qué tal?
Diariamente -de lunes a sábado- se recoge arena de la zona de playa llenando al menos un tráiler cada día, lo que excede evidentemente lo permitido, ya que en esos vehículos caben entre 40 y 60 toneladas de material.
Además, y debido al tráfico de vehículos pesados en el lugar, se ha encontrado muchísimos nidos de tortuga marina destruidos y huevos totalmente malformados por la presión que ejercen los neumáticos sobre ellos, esto sin contar la notable disminución del nivel de la arena.
Este “ecocidio” aunado a que es ilegal, -por llamarlo de alguna forma- puede significar un peligro irreversible para la población de tortugas, ya que de manera natural solo dos crías de cada mil ejemplares alcanzan la etapa adulta y madurez reproductiva, por lo que muchos esperan que la Secretaria del Medio Ambiente y Recursos Naturales junto con la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente, se pongan las pilas ante su notoria dejadez institucional de una vez por todas, pues pareciera que ignoran la importancia de estos lugares y lo que representan su saqueo.
Como último dato a todo esto podemos decir que el contrabando del material pétreo –arena- a nivel mundial se estima por el orden de los 18 millones de toneladas cada año, lo que lo convierte en el segundo recurso más demandado después del agua, esto de acuerdo a Unión Internacional de Ciencias Geológicas, por lo que el asunto de Punta Arena no es una pecata minuta, sino un grave problema ya que los principales compradores de ese producto de mar son los hoteles, grupos inmobiliarios, fincas particulares y espacios destinados a actividades turísticas; y mientras se da una solución a todo ello, mejor quien esto escribe seguirá BALCONEANDO. . .