De las palabras a los hechos
Por: Salvador Castro Iglesias
Correo electrónico: salcasis@yahoo.com.mx
Bien dicen que hechos son amores y al paso de los días pareciera que esto queda demostrado de muchas maneras, en el ámbito político Nacional, los hechos demuestran que las cosas no van bien, muchas palabras y hechos que las contradicen.
Todos los días al leer las redes sociales me convenzo que lo anterior tiene una razón de ser, hacer creer a la gente que todo va bien y que a pesar del sinnúmero de acciones contrarias a la lógica (recortes presupuestales sin aparente sentido, despido masivo de burócratas y funcionarios públicos, desbasto de medicamentos, caída estrepitosa en los ingresos y los bolsillos de los Mexicanos, etc.), amén de contratar a oscuros funcionarios de sexenios pasados, me hacen pensar que los hechos no van de ninguna manera con las palabras.
Por otra parte poco veo o leo en las redes sociales, propuestas, aportaciones o sugerencias bien fundamentadas que ayuden a la toma de decisiones que permitan ayudarnos a salir de este abismo que cada día se ver más profundo.
Muchas críticas contestadas de inmediato por los llamados boots, mentadas y epítetos lanzados unos contra otros, pero pocas, repito, pocas aportaciones que vayan en bien de nuestro país.
¿Qué esperamos los Mexicanos?, ¿que sigamos siendo mantenidos o apapachados por los gobiernos en turno sin aportar absolutamente nada?, terminaremos acaso siendo todos ninis?, ¿Quién hará y llevará a feliz término ese tan ansiado cambio?.
La verdad no lo se y eso es algo de que ocuparse más que preocuparse, pareciera que las nuevas autoridades que nos gobiernan a nivel Federal no tienen la más remota idea de como manejar este país, van dando tumbos y negando en todo lo posible las realidades diarias que se presentan, y saliendo con declaraciones que tampoco convencen a nadie, como si fuera una broma de mal gusto o todo funcionara a las mil maravillas.
No quiero en esta entrega volver a la misma cantaleta de siempre, que si el aeropuerto de Texcoco, que si el avión Presidencial, que si el tren Maya, que si el montón de dinero regalado al Salvador, etc. Necesitamos con urgencia hechos, no palabras, pero hechos que nos hagan recobrar el orgullo de ser Mexicanos, líderes en América Latina como lo fuimos hace tiempo.
Coincido que hay mucho que cambiar, el sistema de gobierno que tenemos ya no da para más, los políticos deben entender que están para servir, no para servirse, que se castigue en los hechos a quienes han defraudado la confianza depositada en ellos, no es posible tener grupos de poder que solo se están enriqueciendo a costa de sus Ciudadanos sin el menor recato.
Coincido que hay que hacer cambios, urgen los cambios, pero pensados con la cabeza y con el corazón puesto en el beneficio común, regalar dinero a los más necesitados es una buena acción moral pero no ayuda en realidad, necesitamos más empleos formales, dar oportunidades de crecimiento a las micro y pequeñas industrias, educación a nuestros hijos, poder acceder a mejores estilos de vida.
Dilapidar los recursos de este País no nos llevará a ningún buen futuro, regalar dinero menos, recortar recursos en salud, vivienda, empleo tampoco lo hará. Corregir el rumbo siempre será bien recibido y seguro estoy que muchos apoyaremos los cambios siempre y cuando esto sea para bien de la sociedad.
Volver a colocar en puestos importantes a políticos de la vieja escuela con antecedes terribles no es de ninguna manera, para ejemplo Manuel Bartlet, viejo político que se enriqueció al amparo del poder y que hoy es parte de ese Gobierno que prometió un cambio y en los hechos como este solo ha demostrado el nulo compromiso con ese cambio.
Si bien es cierto que el Gobierno en el poder tiene la obligación de demostrar su valía y la confianza que se depositó en él para llegar al poder, también lo es de todos los Mexicanos, dar lo mejor de nosotros para todos juntos salir del atolladero en que nos encontramos.
Menos críticas y más acciones, desde nuestras trincheras, chica o grandes, haciendo lo mejor que podamos por aportar, sin dejar de ver aquello que no nos parezca bien, pero aportando ideas o propuestas, siempre con el respeto hacia las personas y buscando el bien común.
Nos leemos más adelante …