Los amigos son para siempre
Por: Salvador Castro Iglesias
Durante mi infancia mi madre Graciela me inculcó que los amigos son para siempre, bajo cualquier circunstancia, siempre serán tus amigos.
Viene a mi mente esta frase precisamente el día de hoy en que sigo leyendo y viendo que si fulanito le dijo no sé qué cosas feas a su amigo zutanito y así, me quedé pensando por un momento en que muchas veces, motivados por el enojo o el resentimiento le damos rienda suelta a nuestro ronco pecho y la agarramos con cualquiera que no esté de acuerdo con nuestra forma de pensar o de actuar y por lo general son las personas más cercanas a nosotros quienes pagan los platos rotos.
Muchas cosas se pueden arreglar, corregir o modificar, pero una amistad lastimada muy pocas veces vuelve a ser la misma después de un altercado grave.
En este bello País llamado México, de un tiempo acá las cosas se van polarizando, se crean nuevas clases sociales (chairos y fifís), que en verdad nada aportan a la sana convivencia. La Mayor de las veces estas expresiones son fomentadas por el Gobernante en turno y aprovechadas para incrementar el ya de por sí añejo resentimiento social.
Siempre he pensado que el diálogo, el intercambio de ideas o las diferentes formas de ser son las que nos hacen grandiosos a los seres humanos y que así como existen muchas religiones con formas de pensar distintas, así hay personas con otro tipo de piel, gustos sexuales diferentes a los establecidas tradicionalmente por la sociedad, idiomas lejanos e incomprensibles para muchos y así, una gran variedad en este hermoso mundo al que llamamos tierra.
¿Qué nos hace diferentes?, ¿tener más dinero que otro?, ¿ser blancos, amarillos o negros?, ¿hablar de tal o cual forma?. Para el que esto escribe no hay diferencias, solo las que socialmente han sido impuestas por los diferentes grupos sociales por aquellas personas que se creen diferentes.
Afortunadamente yo nací en Baja California Sur, allá por los años 60tas. Educado y formado en sociedad en la que el respeto siempre fue moneda obligatoria, de curso diario y en el que nunca se hizo diferencia entre personas.
Hoy en día me jacto de contar entre mis amigos y conocidos a muchos seres humanos, hombres y mujeres con gustos y preferencias de todo de tipo, pero que respeto, me respetan y juntos hemos hilado ya muchos años de franco convivio.
Todo va bien mientras los nuevos actores políticos no comiencen con aquello de que uno no forma parte de tal o cual grupo solo por el hecho de no coincidir con su forma de pensar o de actuar. Lo que hace válida una diferencia sería en este caso, los resultados ante una sociedad deseosa de oportunidades, de mejores salarios, de mayores y mejores empleos, de poder vivir en paz.
Felizmente tengo amigos y conocidos en casi todos los partidos políticos, verdes, rojos, anaranjados, morados, etc. Respeto siempre son formas de pensar, he convivido con muchos de ellos desde mi infancia, una infancia en lo que importaba siempre era ser amigos, así, solo ser amigos.
El tiempo cambia y las personas tienden a veces a cambiar, ¿por qué? No tengo la menor idea, pero cambian y al paso del mismo uno ve como ya ni siquiera saludan a uno o a muchos solo por el hecho de no compartir sus ideas.
Todos sin distinción de sexo, creencias, posiciones económicas y demás, vivimos acá, en ese otro México de Fernando Jordán, en esta lejana tierra plena de oportunidades y siempre amorosa que nos recibió sin distingos.
Cuando las Autoridades llaman a la unidad, al vamos todos juntos, al sí podemos, es porque tienen claro que solo así se podrá avanzar y salir adelante, sobre todo en estos tiempos aciagos en los que la pandemia nos toma del cuello y pretende asfixiarnos a todos.
He visto me entero todos los días que si fulanito amigo mío ya falleció, que el coronavirus se lo llevó y no deja de dolerme, en verdad que duele. Duele porque ya no podremos conversar, reír, ser felices recordando nuestros tiempos de niños o jóvenes. ¿Qué era fifí en vida? ¿o era chairo?, a mi que carajos me importa, ni me importó jamás, siempre fueron mis amigos, pobres o ricos, que pensaban diferente a mi gracias a Dios, pero que hoy ya no están para intercambiar sus ideas y las mías y engrandecer nuestra amistad siempre dentro del respeto que todo ser humano merece siempre.
No hay dos o tres tipos de Mexicanos, hay si personas a las que la vida, su esfuerzo diario y las ganas de hacer cosas y hacerlas bien, les concedió tener más recursos y vivir mejor que otros, tener más cosas, pero al final de sus vidas se irán igual que todos, desnudos y solo con lo que hayan aprendido para sí, que hayan dejado un herencia de respeto, de paz, de trabajo y sean ejemplo de buenos seres humanos.
No estoy de acuerdo ni lo estaré jamás con esa malsana idea de que somos diferentes, si lo estaré con la desigualdad, la avaricia, la maldad, la envidia y la penosa idea de que solo existen dos clases sociales en este país.
Unidos y en armonía, me gusta mucho mas pensar así, puedo te ayudo, no puedo veo cómo te apoyo, te aporto ideas que tal vez puedan ayudarte a retomar tu camino, así es como creo que deberían de ser las cosas.
La amistad se forja con el tiempo, con el respeto, con paciencia, con amor y paz, nunca con odio ni resentimientos.
Gracias en verdad a quienes han sido y siguen siendo mis amigos y amigas, por su tolerancia y continuidad a pesar de los tiempos difíciles que hemos atravesado, gracias.
Nos leemos más adelante …