No pasa nada aunque pase.
Por: Salvador Castro Iglesias.
Hace unos pocos días dieron por terminadas las fiestas Carnestolendas aquí, en la bella Ciudad de La Paz, frente a nuestra hermosa e idílica bahía que a mas de uno ha maravillado por su quietud y sobre todo por sus atardeceres plenos de color que en muy pocos lugares del mundo de pueden apreciar.
Puestos de comida, fijos y ambulantes, así como juegos mecánicos, grupos musicales de diversa índole y ríos, ríos de gentes que deambularon, comieron, escucharon y sobre todo gastaron lo mucho y lo poco para distraerse estos días y olvidar al menos un poco, las desdichas del día a día que traen estos tiempos modernos; en los que los dineros parecieran son cada día más escasos.
Pero no importa, había que ir al carnaval con caras pintadas, con globos en las manitas de los nenes, con su respectivas mascaritas para espantar a los chicos y los papis con sus cheves, changuirongos o como se llamen esos elíxires que emulando a las viejas alquimias terminaban por poner en otra frecuencia a sus papás o mamás.
¿Qué decir de los globos de azúcar rosa? que aún yo comía de pequeño o de los churros rellenos de cajeta que invitaban a adquirir un coma diabético pero que eran deliciosos.
Mas tarde y a eso de las 8 pm comenzaba el verdadero ambiente para los adultos, grupos musicales de diversa índole repartidos por a todo lo largo y ancho de nuestro bello malecón costero amenizando con música y canciones de hoy, ayer y siempre y que con aguardentosa voz cantaba el pueblo bueno y sabio, dejando salir de sus roncos pechos los desamores, los amores, sus penas y algunas poca alegrías, pero que al final de cuenta no valían pues esta fiesta es la “Fiesta de Pueblo”.
Claro, la fiesta del pueblo pero con sus diferencias por supuesto, al malecón la chusma, los menos poseídos, los de pago por quincena, semana o mes. En el Estadio el otro, el de los ricos o de los que se endeudaron a mas no poder para ir (previo boleto pagado) a Chayane y que en verdad se desgañitaron, aplaudieron, enloquecieron al ver en vivo y a todo color al Boricua cantar sus canciones a mas no poder, mientras el público presente no daba crédito a su ojos.
El carnaval, la fiesta del desenfreno, la de las cheves bien guardadas en sus hieleras para que estén frías a mas no poder y que acompañaron a quienes pretendieron olvidar sus penas al menos por unos días.
Debo confesar que ya hace años dejé de ir al carnaval, primero porque las multitudes no son lo mío, los empujones, apretones y tropiezos me hacen mejor quedarme en casa.
Sin embargo y a pesar de los señalamientos hacia la actual Alcaldesa de La Paz Milena Quiroga han estado en cartel todos los días, primero por el supuesto despilfarro de dinero para pagar los honorarios del artista en cuestión, por la supuesta opacidad en los números resultantes de la recolección de ingresos por la renta de espacios en el carnaval, por la venta de boletos de hasta 7 mil pesos por ir a ver a Chayane y por la forma en que se ha venido manejando ese asunto aún no aclarado de las supuestas ganancias (si es que las hubo) como resultado de tanto dinero que se juntó en esa fiesta y que curiosamente y cada año sale a deber entre lo que se gasta y lo que queda en las arcas Municipales después de hacer los correspondientes números.
Es obvio que esta fiesta arraigada en la humanidad ya hace mucho tiempo fue creada por la Iglesia para que los mortales humanos nos demos vuelo en un frenesí de locura antes de las fiestas Santas en las que arrepentidos por darle en toda su maraca a la quincena y otras cosas no tan Santas, acudiremos humildes y cabizbajos a tomar ceniza, confesar nuestro múltiples pecados humanos, pidiendo perdón al Altísimo para ahora si, irnos otra vez de pachanga, campamento y relax a las playas ahora si en la llamada Semana Santa o Semana Mayor.
Yo no sé si en verdad la gente Paceña y visitantes disfrutaron del carnaval 2025, si encontraron alegría en sus corazoncitos y quedaron satisfechos con lo anterior; pero bueno, así las cosas y volveremos una vez mas a renacer como cada año y a esperar otro carnaval más, con la esperanza de que el Ayuntamiento en cuestión decida traer otro artista de la talla de Chayane al costo que sea necesario. Ya lo de que no hay agua suficiente para los habitantes de La Paz, que si la presa de buena mujer no funcionó por insalubre, que si la basura se sigue juntado días o semanas en las colonias, que si la opacidad en la disposición de los dineros del pueblo y tantas cosas más quedan pendientes, esa ya es harina de otro costal.
Nos leemos más adelante…