Un año mas
Por: Salvador Castro Iglesias
En pocos días cumpliré un año más de vida, de andar y andar los caminos, 61 para ser exacto. Nací en 1960 así que ya llevo caminando por este mundo algo de tiempo.
Este año me ha enseñado cosas extraordinarias, que la condenada pandemia si existe, que se ha llevado en sus brazos a varios amigos entrañables y que yo sigo aquí, ¿por qué? La mera verdad no tengo ni la más remota idea. Algunos dirán que es porque tengo algunos o muchos pendientes por cumplir, que aún no me toca, que aún tengo mucho que hacer, compartir o aprender, vaya usted a saber.
El caso es que haciendo un recuento de posesiones (como canta mi hermanita Cinthya), me encuentro con lo siguiente:
1.- Definitivamente ya no soy joven
2.- Ahora comienzo a pensar con más calma, despacito, haciendo y deshaciendo ideas, pensamientos y tratando de conectar mi cerebro con la lengua antes de expresar algo.
3.- Confieso que ya me canso, mis piernitas y mi cuerpecito ya no dan como antes y cuando termino mis labores diarias no me quedan ganas de andar haciendo más cosas.
4.- Voy entendiendo que el amor se siembra, se riega y se cosecha todos los días, así que me aplico en el para que mi amada Irma siga a mi lado.
5.- Perdí la tolerancia a las charlas y personas pretenciosas, a quienes dicen tener la verdad, a los que predican el odio y a los que solo hablan, critican y nunca aportan nada positivo.
6.- Descubro con pena y tristeza que muchos de los que un día dijeron ser mis amigos de repente se fueron, ya no están. La ventaja es que ahora mis fiestas y reuniones (muy pocas en verdad) son mucho más sencillas y no ando gastando en gente que luego ni se acuerda de uno y mucho menos lo invitan a sus fiestas.
7.- Descubrí hace un tiempo que la carpintería y la ebanistería son de mis pasiones, además de escribir y hacer televisión y me aplico a ello con especial dedicación.
8.-Extraño aún más a mi madre Graciela quién se fue con Dios hace algunos años. Recuerdo hoy cuanto me gustaba tomar esa primera taza de café con ella por las mañanas mientras la escuchaba hablar y aprendía sobre la vida.
9.- Amo la vida, pero estoy listo para cuando mi amigo Dios envíe a por mí, tengo tanto que contarle.
10.- No tengo mucho, solo experiencias, vivencias y aprendizajes que espero de algo sirvan a mis hijas e hijo cuando ya no esté.
Así de sencillo, 10 puntos que además me encanta escribirlos cada día para quienes necesiten algo de optimismo, fe y esperanza que les pueda ayudar a sobrellevar su día a día.
No soy rico, pero a mis casi 61 años aún puedo hacer cosas que me permiten no depender de nadie y ganarme el sustento, mi madre siempre me dijo que yo era un hacedor de cosas y en eso estoy, haciendo cosas.
Poco escribo sobre mí porque podría parecer pretencioso y la verdad que trato de no serlo, pero hacerlo hoy, en estos tiempos me da la oportunidad de saberme vivo, sano, feliz, satisfecho, agradecido y quise compartirlo con ustedes.
61 añitos que han sido maravillosos, con sus piedritas (o piedrotas) en el camino, con caídas y raspones por aquello de mis terquedades o por inquieto, el caso está que he sido bendecido por Dios, por mis cada día más escasos amigos, por mi familia, que siguen a mi lado y que espero sea por siempre.
Nunca me doy por vencido, no termino de comprender la frase “no se puede”, no la entiendo ¿saben?, así logré muchas cosas en tiempos en que se suponía que no se podía y aquí sigo, buscando siempre hacer cosas.
El tiempo pasa, las cosas pasan, la pandemia pasará y todo volverá a una nueva normalidad. Nueva porque así como yo la humanidad está aprendiendo a que nada es para siempre y siempre queda en la memoria el aprendizaje de las cosas porque eso es lo que nos hace humanos.
Sin lugar a dudas si llego a este próximo 24 de julio cumpliré otro año más, festejando con la gente que amo y que sé que me ama, compartiendo con ustedes el privilegio y el gusto de estar entre ustedes, aprendiendo de ustedes y siendo fiel y leal a mis principios.
Aquí nací, en esta bella tierra llena de promesas y realidades, alejada de sus hermanos de ese México que a veces encuentro tan lejano pero que a pesar de ello es próspera y generosa, Baja California Sur, a la que le debo no solo mi vida, mi educación, mi familia y trabajo; le debo gratitud por ser tan buena madre conmigo y por haberme dado tanto.
Nos leemos más adelante …