Cuando los partidos políticos o los funcionarios públicos con nivel de ejecutivos no alcanzan las metas que se han propuesto, buscan miles de pretextos para justificar el fracaso, pero no analizan uno de los efectos mas importantes como es el factor humano que utilizan.
Hay muchas veces que nombran personas que no tienen los merecimientos adecuados, los que no se han preparado lo suficiente, los que aprovechan las recomendaciones o los que aparentan trabajar sin hacer nada y siempre quieren un lugar que todavía no les corresponde.
Y ya en funciones, llegan a ser verdaderos fracasos, pues sin los requisítos que se necesitan, no pueden cumplir con la tarea que se les encomienda.
Es muy común.El carga-portafolios quiere ser funcionario de partido, el diputado local quiere ser federal o cuando menos, presidente municipal, el regidor busca ser diputado, el dirigente de colonia busca una regiduría, el lider sindical, eternizarse. Nadie quiere pegar propaganda o recorrer a pie las colonias, el mesero quiere ser el dueño del restaurant y el caporal quiere ser el dueño del rancho.
Ya nadie piensa en que el ascenso obedece a una secuencia, como subir una escalinata que se recorre de abajo hacia arriba.
Muchos de los que llegan a desempeñar altos cargos ejecutivos, de pronto se vuelven torpes o ciegos, pues no alcanzan a ver a los de mayor experiencia, los que más se capacitan, los que hacen su mejor esfuerzo, los que no se andan atravesando pero hacen su tarea y por alguna razón optan por los menos recomendables.
Esto me recuerda una anécdota denominada:
EL SER MAS PODEROSO DEL MUNDO.
“Un mago de la India pasaba cierta hermosa tarde por el río Ganges que es sagrado del brahamanismo y el budimo, cuando de pronto escucho un fuerte aleteo sobre su cabeza, y movido por la curiosidad alzó la mirada y vio a un buho que llevaba un ratoncillo en el pico.
El mago dio un fuerte grito y agitó los brazos para asustar al buho, que en efecto, dejó caer al ratoncito que quedó como muerto tendido en el suelo.
El mago lo recogió y lo curó y después, usando su poder lo convirtió en una lindísima jovencita. La contempló con dulzura y le habló de esta manera:- Vamos mi linda niña ¿a quien desearías por esposo?, dime tu pensamiento pues mi poder es grande y no hay duda que alcanzaré a satisfacer tu aspiración.
La joven, que olvido su estado humilde anterior, le dijo.
– Quiero como marido al ser mas poderoso del mundo.
La respuesta no satisfizo al mago que era sencillo y apacible, pero como era fiel a su palabra, se dispuso a cumplir el deseo de su ahijada.
– El sol -le dijo- es el ser mas poderoso del universo. Es la luz del mundo y el calor de la vida. Será tu esposo. Y volviéndose al poderoso astro que en esos momentos resplandecía por todos los cielos, le suplicó que aceptara la mano de la joven. El sol que había escuchado toda la plática la respondió:
-Con gusto me casaría con la joven, pues es muy bonita, pero…yo no soy el mas poderoso ¿como puede serlo, si una nube ligera puede eclipsarme y dejarme en la sombra?. Y pronto quedó probado, porque en aquel instante pasó la nube y oscureció al sol.
Entonces el mago le pidió a la luna que se casara con su ahijada, pero la nube respondió:
– Con mucho gusto lo haría, pues es muy bonita, pero tampoco soy el mas poderoso del mundo. Viene el viento y me arrastra de un lugar a otro, sin que yo pueda resistirme a su voluntad.
Iba el mago a ofrecerle al viendo la mano de su ahijada, cuando observó que se estrellaba contra una poderosa montaña, rugiendo furiosamente y no la movía ni un centímetro, por lo cual ofreció a la montaña la mano de su ahijada, diciéndole esta sorprendente respuesta:
-¿Donde está mi poder?, solo tengo resistencia inerte. Las tormentas se disipan de su golpe violento contra mi, pero soy incapaz de obrar, no puedo moverme, nada puedo hacer, Un ratoncito que excava su madriguera a mis pies es mas fuerte que yo,, puesto que no puedo impedir que roa mis entrañas para hacer una vivienda.
El mago se maravilló del resultado de su búsqueda, pero luego comprendió que cada ser tiene una fuerza especial que viene a ser la fuerza de su propia naturaleza.
Entonces, devolvió a la joven a su condición natural y como vio que era una ratoncita, llamó al ratón que había labrado su casa en la montaña, para que ambos formaran un matrimonio feliz, que al fin y al cabo, era lo que ella quería.
Ojala que los nuevos ejecutivos, acierten en su ya cercanos nombramientos. Don Adolfo Ruiz Cortinez, ex presidente, decía: Todos son buenos para algo, pero ninguno es bueno para todo.