Las recientes declaraciones del Papa Francisco que merece todos nuestros respetos me causó asombro y pienso que a todos los que vivimos en este país.
Decirle a los argentinos que no se fueran a MEXICANIZAR con motivo de los diversos sucesos que tenemos la certeza que ni el presidente ni los gobernadores, salvo aquellos sátrapas involucrados en hechos sangrientos, pueden satanizar a todo un pueblo tradicionalmente cariñoso con las visitas que han realizado los grandes prelados, líderes mundiales de una fe que muchos profesamos, el catolicismo.
Hemos admirado la posición que ha adoptado el Papa con respecto a obispos, arzobispos y uno que otro cardenal que han violado los juramentos más sagrados de la madre iglesia, pero hemos aclarado que de ello no podemos culpar a todo un conglomerado y al propio pontífice que son verdaderamente hijos de Dios y no lo han traicionado.
Sin entrar en mayores detalles porque es un caso espinoso y lamentable, y aunque no fuese la intención de herir, sin quererlo el Papa Francisco coadyuvó a que este pueblo, el de México, fuéramos los impulsores del Armagedón y desde luego crear un clima de desconfianza que lastima a muchos aspectos del desarrollo.
Se recibieron las disculpas a través de sus voceros, pero mejor hubiese sido que el Papa en persona lo hubiera hecho en ese sentido de no querer lastimara esta nación.
Lo que quisiéramos saber, es que si las declaraciones del Papa Francisco las hizo como líder mundial de los católicos o, como jefe de Estado, porque es un ángulo mucho muy sensible. Si lo hizo como Papa se lastima el espíritu de los católicos cristianos y si lo hizo como jefe de Estado, daña las relaciones sobre el respeto que se merecen los países amigos.
No es nuestro ánimo irnos en contra de una persona que es bondad y también va sentando bases para que nunca jamás haya en el seno de la iglesia católica gentes inconscientes que han abusado de su ministerio como son los pederastas y repetimos, lo admiramos, pero creo que debe haber una satisfacción que convenza muchas opiniones que hemos recibido y el analizar esta cuestión no es estar yendo contra la religión, porque tampoco queremos recibir los proyectiles de los que se golpean el pecho y reciben con beneplácito una expresión que desde esta óptica no se debió haber hecho.