Dedicada a la familia Torreblanca Montaño y SánchezMárquez
La gratitud es un valor en peligro de extinción.
Dejemos las nostalgias de fin de año y demos gracias a Dios por estar de pie.
No tengo nada, pero tengo todo.
Por: Alfredo González González
No debemos despedir al 2021 con tristezas sino con permanentes gracias a Dios por mantenernos de pie y lograr conocer a nuestros hijos, nietos y bisnietos. Si algo físicamente nos aqueja saquemos la casta, el espíritu y la mente, son más fuertes. Ahorrar rencor no es bueno, recordar por ejemplo como en los barrios bravos del manglito y el esterito dos jóvenes troncos de la familia Sánchez aprendieron a defenderse de la vida: Manuel el prieto Sánchez y Marcelo Torreblanca Sánchez quienes fueron los que me llevaron al camino porque algún día tenía que enfrentarme con la vida. Prieto se marchó y Marcelo da uno de las mejores peleas y habrá de vencer si su espíritu de lucha esta todavía vigente.
Creemos que si porque de casta le viene al galgo, su padre era un atleta que llego a estas tierras y fue maestro de lucha grecorromana, danza folklórica, lanzamiento de bala y jabalina, hay madera, hay todavía camino que recorrer, tiene una bella familia, todas ellas profesionistas capaces y una mujer de entereza que sabe lo que es batallar con su compañero por dar lo mejor para sus hijos de sus hijos, así es como decía nuestro tata Valente, tata de Marcelo también: caminando y miando para no hacer surcos, de pie, lo puede hacer.
Por eso es que decimos no nada más en el caso de nosotros, no tendremos nada material pero tenemos todo los valores que pueden imprimir familias de respeto y con capacidad y creemos que eso es suficiente para que esta sea una navidad feliz y además porque no podemos ni debemos perder la esperanza, porque Dios es la fuerza.
Jamás podríamos actuar como lo dice la fábula de Mario Santiago: en la orilla de un rio se encontraban un sapo y un escorpión, este último le pidió lo cruzara al otro lado y el batracio contestó no, porque a la mitad del rio me clavarias el aguijón entonces dio la razón y contesto: no, porque nos ahogaríamos los dos.
Llegaron a la otra orilla, se bajó del lomo el escorpión y cuando se descuidó el sapo le clavó lo que portaba el veneno. Cuando moría el sapo le dijo ¿Por qué?, el escorpión con cinismo le contesto ¡por instinto! Eso es propio de malnacidos y cobardes.
Por ello nuestras familias por cientos de años y me refiero hacia los cinco municipios lucharon y vencieron algo que parecía determinar geográficamente el destino de los viejos abuelos, pero no fue así. Se impuso la reciedumbre y la convicción. Hace mucho tiempo en una cartelera en el teatro cine Juárez anunciaban un filme titulado: “La Ley Del Indomable”. En un complemento de la comprensión publicitaria de leía: ni en la calle, ni en la cárcel, ni bajo el látigo, ni ante la enfermedad que nos pudiera avasallar hizo traición a su espíritu de independencia y rebeldía. Con lo anterior y la fe y la esperanza en Dios vamos a lograrlo. El que este postrado tendrá que ponerse de pie. Feliz Navidad.