Mensaje de navidad y año nuevo
Día 1 del 2022. Cuando los arreboles del amanecer marquen la primera fecha del almanaque, pasada la media noche se inicia la fase de imprecisiones, pero que todos deseamos se conviertan en una cuestión de que la cuesta de enero se doble un poquito para empezar con energías. Atrás habrán quedado sin sabores, escollos superados y nos aferramos a la esperanza y a la llegada en que los pueblos del mundo se respeten al margen de credos políticos y religiosos y hacer causa común para combatir problemas comunes.
Hoy tenemos la oportunidad de ofrecer muchas excusas a quienes hayan sido objeto de críticas injustas o malos pensamientos. Darle vuelta a la hoja y mandarla al sesto del olvido.
Esta navidad y en año nuevo tenemos que aprender a decir: no tengo nada, pero tengo todo. No tengo riquezas, no tengo poder, sigo como vine al mundo hace 83 años pero tengo todo con una hermosa familia, con sus altos y sus bajos, pero siempre unidos para hacer frente a las necesidades. Tengo muchos amigos sinceros y también otros nada más amigos. Enemigos no tengo, respeto a los adversarios. De nuestras infancias habremos muchos que recordamos la instalación de un árbol de navidad. Porque representa el universo y las luces, millones de estrellas y otros astros y en la parte baja simulando el pesebre donde nació el más grande de los seres que ha visitado este planeta.
Son las fechas especiales para meditar, para hacer compromisos con su espíritu y pedir la bienaventuranza para que a todos les vaya bien y que también Dios ayude a quienes no se portan muy bien porque finalmente también lo necesita. Es el vaivén del recuerdo que se mese suavementeen olas emplumadas que trae al noroeste al morir a las playas y que se llevaron parte de nuestra infancia y nuestra juventud, que disfrutamos en los manglares del mogote, en los paseos sabatinos y domingueros al coromuel, en las excursiones al cerro atravesado, en lugares que se quedaron grabados para siempre y que no debemos ni dejarlos morir.
Los años se han marchado, muchos de ellos bien aprovechados en las aulas, en las canchas deportivas, y en todo aquello que significara salud, pero también en los barrios bravos donde los nombres del Chema Mayoral, Chato Robinson, el Tucatan, el Cututa, y muchos otros más nos trenzábamos en los pleitos de los barrios donde participaban los Méndez del manglito y otros grandes amigos del choyal, no había navajas ni cadenas como tampoco había cosas que nos daban alegría ficticia y nos hacían súper hombres. Las batallas campales terminaban en abrazos, bocas reventadas, ojos hinchados y aquí se repite lo que alguna vez expreso en un cuento publicado en Excélsior por el Dr. Javier Carballo Lucero de donde deviene la actitud de los pendencieros de aquel entonces: “Jamás el cuchillo del ranchero sudcaliforniano dejo la cubierta para quitar la vida a un semejante”. (Sic). Ahora los barbaros que por el arma que usan son escombros que trajo la marea usan machetes y atacan ancianos.
Eso es lo que se debe evitar, la basura va al basurero, que no se revuelva con lo bueno como no se mezcla el agua con el aceite.
Y que el día 31 en punto de la media noche digamos la oración al padre del universo y demos la bienvenida al nuevo año y brindemos como dijo Aguirre y Fierro porque nos traiga sueños o la esperanza a nuestra dulce amiga y también por nuestra flor de mayo que es la dulzura que se vierte en la amargura en estas fechas. Salud y que el lema de todos sea:
“Dios, lealtad y familia”.