Se vería bien una navidad sin armas.
Quizá se distribuyan los regalos según se leyó en un medio informativo los militares mexicanos. Queremos suponer que se llevara a cabo en toda la geografía nacional y no únicamente en céntricos puntos donde en ocasiones sirven para sacar una toma televisiva o una fotografía para los gráficos. Sería un buen punto y que se estableciera el principio de que los regalos que reciben los niños de extrema pobreza los obsequia el pueblo de México porque es gracias a los ingresos de todas las clases sociales podría hacerse posible este buen evento. Ojala y no se tome como una situación partidista o personal.
Que Victoriano Huerta, Juan Guajardo y Pablo González hayan sido unos hijos de la tiznada eso no quiere decir que la armada de México y el ejército, no deban acudir a una actitud doble como se pretende.
Hace algunos años en una ciudad europea penetraron tanques de guerra con muy malas intenciones. Mujeres y niños salieron y como pudieron se subieron a las torretas de los vehículos que fulminan y en la boca de los cañones metieron flores, muchas flores. Los tanquistas revelándose ante la orden que recibieron pensaron en que muchos inocentes morirían. Queremos también dejar constancia de la eficiencia y capacidad en la aplicación del refuerzo de la vacuna pues dando preferencia a los de la tercera edad fuimos atendidos en 25 minutos. Lo que no quiere decir que el sector salud civil no haya hecho un papel decoroso cuando estuvo presente contra el covid inclusive muriendo personal sanitario.
Lo que si no podemos dejar pasar es que un militar de elite de la guardia nacional asesine por la espalda a una campesina de la presa la boquilla por defender la poca agua que había para las milpas, eso tampoco se vale. Dejo constancia de mi admiración y respeto por un viejo general Alberto Forcada, pediatra, nos atendía a los niños, no cobraba la consulta, daba las medicinas y además nos ponía citas para ver como seguíamos, a Federico Chapoy Acosta, al coronel Belmonte, al capitán Galicia y Narciso Cruz García que nos dieron la instrucción del servicio militar nacional.
Quien haya pensado en ese proceso de delegar a todos los rincones de este país para llevar pocas horas de alegría a los niños seguramente que tiene buenos sentimientos. Particularmente quiero recordar al general de división de la fuerza aérea Raúl Emilio Foullon Cabrera, padre de una hermana de un servidor fallecida, la señora Elvia Foullon González, y que tiene un hijo por cierto, actualmente es hermano compartido con Elvia el subsecretario de la defensa nacional Andrés Foullon hasta donde se encuentre, un saludo cordial.
Se hace menester decir que esta caravana de la buena voluntad si es que se lleva a cabo, y si, no fue una mala broma la que corrieron, los que no tienen nada que hacer sería buena idea que la encabezara el jefe de la defensa nacional el subsecretario y todos los altos jefes, la infantería, la fuerza aérea con sus aeroplanos anunciando la llegada de la navidad pero todo el mundo desarmado, es una fiesta grande, son seres humanos y ya en la revolución costo un millón de compatriotas las controversias entre unos y otros.