En la opinión de Alfredo.
Solidaridad con Armida Torres.
Por: Alfredo González González
Sonó el teléfono y me dispuse a contestarlo no con cierta aprehensión por la hora. La muchacha que durante muchas décadas que estuvo con Armida como Ahijada- hija, había muerto.
Y sin que no tenga sensibilidad el tema, los más flemáticos expresan que la muerte es la consecuencia de la vida. Y es cierto, nacemos nos reproducimos o vivimos y concluimos la fecha exacta que el ser más grande ha determinado.
Armida fue un mujer de estudio, de los clásicos de biblioteca y además al inicio de la edad del ser humano cuando las hojas caen sobre la floresta se encontró con un buen hombre, amigo de siempre, Don Felipe Caloca Oroz. Pero la familia creció y el calor del hogar fue más demasiada con ternura.
Armida adoptó a los 5 años de edad a una niña a la que todos llamábamos Tona. Ella creciò y se formó. Nació su hija más nieta que nadie de Doña Armida, llamada Esmeralda y se organizó el clan en la edad correspondiente para que cada quien tuviera responsabilidades en el hogar. De esta manera, por la tranquilidad que le daban los familiares ha podido pasar su tercera edad y su viudez con dignidad, amor de los suyos y la aceptación de lo más serio y honesto de los hogares de B.C.S.
Sé de muy de cerca, que amaba a España por la natalidad de Felipe en la madre patria, pero también porque sabía admirar el deporte, las beldades españolas y todo lo relacionado con un pueblo de historia.
Armida jamás le negó el pan o el recurso a quien se lo pedía e independientemente de las características individuales de cada ser humano, Armida concluyó su carrera profesional como periodista, como escritora y como fuente de decisiones en situaciones relacionadas con las letras, la mujer y su capacidad.
Pero Armida no ha quedado sola, goza de la amistad de muchas personas y de ese pañuelo de lágrimas de los usuarios de los servicios municipales. Y muchas cosas que por respeto a quienes murieron, no las estampamos. No se trata de nada malo, sino que con sus propios recursos los ayudó a bien morir o simplemente se dio cuenta, no con poco coraje que había señores que abandonaban a la suerte a sus esposas, a sabiendas de lo que podía pasar.
Armida: Tienes frente a ti, al mayor reto de tu vida, consagrarte a los nietos y bisnietos que te dio Esmeralda como hija de tu hija. Que hace un par de días la despediste con dignidad y con respeto. El afecto, la estimación con el afecto de siempre para ti y los tuyos.