En la Opinión de Alfredo
La evolución microbiológica.
Los científicos del ramo deben ir al fondo submarino.
Por: Alfredo González González
Tuve la satisfacción de conocer a un viejo ranchero de nombre Fidencio Romero Higuera, que vivía hacia San Pedro de la presa y donde su señor padre Don Florentino procedente de la madre patria había decidido tomar su asentamiento. En los ratos de charla platicaba don Florentino que a su vez su señor padre le enseñó a elaborar un vino exquisito, al grado tal que en el tiempo de la cosecha se utilizaba puro utensilio de madera en barricas de madera de pino y ahí lo dejaba que madurara.
Posteriormente en el viejo camioncito traía una buena cantidad de vino y llegaba a la capilla del kilómetro 111 para que el clérigo le diera el visto bueno, amén de obsequiarle lo que sería un vino de consagrar.
La bebida era de tan buena calidad que el señor Isidoro Scholnick enviaba 12 galones a Jerusalén. sobre eso versaba la plática y al preguntar el por qué, hacía el viaje de media noche hasta el amanecer a la ciudad de La Paz y la respuesta era: “Ustedes no tienen tiempo de voltear a observar el cielo durante las noches, es muy bonito. Pero ustedes siempre andan como los cochis, con el malacate puesto y con los ojos hacia el suelo”, rubricaba con una carcajada la expresión.
Una cosa llevaba a otra. Se daba el salto del cielo hacia el mar. Y la charla continuaba en que definitivamente las primeras manifestaciones de vida se dieron en el agua y fueron los vertebrados, obviamente concluíamos en que los peces fueron los primeros en aparecer en el planeta, hablando en la escuela zoológica.
Hoy cuando la evolución de las especies aparece circunstancialmente con deformidades o con aspectos de mayor poder de lo que conocemos, también en los miles de años que han transcurrido se han reproducido millones de microorganismos, unos favorecen como los alimentos para ballenas que lo consumen por toneladas, otros más se preparan platillos exquisitos, pero hay otros que ni siquiera se pueden observar y cuya presencia en el mundo submarino van a producir verdaderos dolores de cabeza en la salud de la humanidad. Acabamos de pasar la una contingencia pandémica, más no su erradicación y todos estanos contentos pero cualquier nido de ese bicho puede desatar otra con mayor fuerza y destrucción es diabólicamente democrática atacando a los pintos y a los colorados.
Razón de más para que los países del mundo con recursos organizaran un comité científico y elaborar un documento con lo visto y con lo que representa beneficio o fatalidad. Sin embargo en estas cuestiones los que ingresan ganancias a sus cuentas bancarias son las industrias farmacéutica y para colmo se inicia una guerra fría entre los países que no solamente aspiran al poderío espacial sino también al dominio se de los mares. Decía Albert Einstein: No sé cómo va ser la 2 guerra mundial, pero si puedo decir como va a ser con claridad la 3ra.
Que lejos quedó la frase de aquel justo: “Amaos los unos a los otros”.