En la opinión de Alfredo
1.- La psicología abismal del mexicano.
Por: Alfredo González González
El comportamiento a todas luces antideportivo de lo ocurrido en un estadio de futbol de Querétaro demuestra que no hemos evolucionado del paleolítico inferior al neolítico superior cuando jugaban con balones cuadrados. Así lo dieron a entender una mezcla hibrida donde unos y otros se tiran la pelota, la redonda, para disculparse de un acto de salvajismo primitivo y vaya que había que respetar el juego de pelota entre los aztecas con normas y reglas.
Lo vimos entrar al aula con una personalidad arrolladora un traje color gris perla, arropaba un suéter amarillo de esos que le llaman “de cuello de tortuga”, su abundante pelo bien arreglado y su entrada imponía orden en la clase de psicología, todavía lo recordamos con cariño J. Refugio Angulo Cota. Cariñosamente llamado por nosotros el profe Cuco, titular de la materia de psicología.
Un día para señalar las grandes distancias entre un profesionista ya mezclados con la turbamulta nos narró un hecho que si no fue tan sangriento como el de acaecido en Querétaro, señala que en el subconsciente aquellos hombres estudiados, con títulos profesionales y desempeñándose como titulares de dependencias etc., daban rienda suelta a los sentimientos negativos del alma.
En el momento álgido de la pelea los que estaban en primera fila, ingenieros, abogados, arquitectos, médicos, etc. El púgil que tenía arrinconado al adversario le daba donde podía, ganchos, cruzados, golpes al hígado, con las piernas flácidas el adversario ya vencido aquellos profesionistas gritaban: ¡Acabalo, patéalo! ¡Mátalo! O sea, que la adrenalina hizo una función criminal y no aquella terapéutica.
Hoy cuando en la pantalla chica o en la pantalla grande asistimos a ver un filme la película “no sirve” porque no hubo muertos, no hubo tráfico de drogas donde los malos son los buenos, ni siquiera una riña. Esto significa que buscamos la violencia y la muerte para que una cosa sirva.
Pero existe más una distorsión cuando un solo hombre hambrea a un solo pueblo, cuando ordena un crimen de mucha gente, porque también es criminal no entregarse a las causas justas de una sociedad que cada día aun somnolienta en su despertar ve lo lejos de la campiña unos jinetes que van a cobrar los viejos agravios que siempre serán nuevos. Hay violencia en el senado de la república y en la cámara federal de diputados salvo honrosas excepciones, mucho mástodavía cuando le damos a la vista de los ojos lo que queremos que vean.
De veras hacemos votos para que anuncien giras, que lleguen pronto para ver si se está cumpliendo con lo mandatado y vean la reacción que tienen los pueblos.
En cuanto a lo de Querétaro no sabemos a quién quiere engañar el gobernador del estado: no existe vigilancia suficiente, aderezan el reparo de los ánimos con la venta de cerveza pues un vaso de cartón efectivamente no hace daño, pero si el furor y el enojo de que un equino no vaya ganando y llueven mentadas de madre hasta los árbitros, que cómo seres humanos pueden tener una equivocación y que es un medio de vida y en lugar que le corten los brazos a los ancianos para robarlos, de matar jóvenes e irse a los lugares de postín a vender las grapas de cocaína, para que la vida sea más en rosa, ¡pobres estúpidos! Y lastima, pobre de las madres que los parieron y que vinieron al mundo a destruirlo de alguna forma.
El caso de los estadios que han ofrecido estos espectáculos deben reformarse los reglamentos porque las noticias que nos llegan no son tan tiernas como la quieren hacer parecer. El deporte es salud, formación, es hermandad, es extender los lazos entre los connacionales y los extranjeros y aquellos imbéciles que quieran arreglar todo a golpes los estadios deportivos no es el lugar para arreglar sus diferencias, en cuanto al gobernador de Querétaro que nos platique una de pinocho a ver si se le alarga más la nariz.