C.- uando había caminado más de 12 kilómetros por las faldas de la sierra, tuvo leve descuido cuando en giro de 45 grados había visto uno de 8 de puntas que advirtió las intenciones de nuestro personaje. La tenue obscuridad le arropaba. Según sus cálculos debería haber llegado a su destino hacía buen rato. Definitivamente Cimarrón se había extraviado. ¿Cómo siendo un hombre tan jugado se había descuidado? Durante el día la posición del sol lo orientaba. Si se ubicaba con el sol de frente el este le quedaba a la derecha el oeste a la izquierda y el sur a su espalda.
I.- ndavió a su ser el miedo, que al transformarse en terror iniciaba el principio del fin. Jaló aire, repitió el acto varias veces y al oxigenarse se fue apacentando. Hizo una pequeña fogata, cerró los ojos y reflexionó a través de una oración.
M.- ás allá de la cobardía se impuso el razonamiento y las experiencias de lo leído. Si durante el día el sol era su aliado ¿Cuál era el de la noche? El problema es que era el portador de unas dosis de insulina en una pequeña maleta de gamuza con un material impermeable en su interior para el hijo de halcón del atardecer que era diabético juvenil pero que entre las tinieblas solamente tenía el recurso del cielo ¿Pero dónde se ubicaba el norte? ¿Dónde Dios mío? La bóveda celeste indicaba varios caminos. ¿Pero si tomamos el equivocado?
A.- sí se sumergió en el pensamiento hasta llegar al subconsciente para ver si encontraba la solución. Se vio en la escuela de posgrado. Recordó el hotel Juárez, los sonorenses con los que hizo equipo. Sentía que si se serenaba podía estar cerca de la respuesta. En tanto la noche y el hijo de halcón podrían estar agravándose.
R.- azonó y estimuló su cerebro recordando la obra de Rousseau “El Emilio”, donde se señalan los procedimientos para que el hijo –Emilio- no tuviera problemas con el aprendizaje de los 4 puntos cardinales. El Emilio aprendería según la obra pedagógica cuando sintiera la necesidad de comer, así fue, su padre lo llevó al bosque, le comentó como se orientaría: el Norte al frente, el Sur a la espalda, el Este a la derecha y el Oeste a la izquierda. El padre le había dicho, después de dejarlo en el bosque que su casa se encontraba hacia el este. Cuando Emilio sintió hambre se colocó en un claro del bosque y se situó con el sol al frente, dio un flanco a su derecha y se dirigió al Este llegando sano y salvo a su casa.
R.- azonó Cimarrón ¡Pero es de noche! Entonces volteó hacía el cielo y se preguntó ¿Cómo le hacían los marinos por las noches? Siempre llegan a puerto seguro. No se espantan porque únicamente las acompañan el mar y el cielo y una fuerza más.
O.- h! exclamó es la estrella del norte la que los guía buscó afanoso en el cielo y ahí estaba. Otras veces la había visto pero ahí como que tenía un mayor fulgor, multicolor. ¿Sería la emoción?
N.- o. Era diferente a otras observaciones ¿Sería la cercanía de la navidad? La oración se escuchó tersa, suave: Padre nuestro que estás en el cielo…
Una hora de camino con un hachón iluminando el sendero, llegó donde un hombre lo esperaba. Se unieron en un abrazo fraternal. Después el comedor, la cecina de venado y un largo rato paladeando unos sorbos de bacanora, de repente preguntó Halcón a Cimarrón:
– ¿Crees en Dios, hermano?-
-en la falda de la montaña y en el cielo tuve la respuesta.