En la opinión de Alfredo
• Tano Pérez: No se lo mandó decir.
• Joel: Vació la chistera.
• Juárez: Ejemplo de la humildad.
• Refilón: Ecuanimidad.
Alfredo González González.
En los Ecos del Congreso del viernes anterior, el comundeño Venustiano Pérez apuntó hacia la SAGARPA para dar en el centro de las incongruencias del delegado federal, derivado de la explotación de los recursos naturales para enviarlas al horno, amén de los despedidos que están llevando a cabo las conserveras.
Especies como el jurel y sardina que bien podrían procederse a participar en el abatimiento de los costos, de acuerdo con las expresiones de Tano Pérez el señor delegado concede permisos a sus amigos. En el año de 1970 acompañaríamos a esa parte del Estado al Ing. Agramont y el biólogo marino dijo claramente, que la especie sardinera de la categoría Monterrey dada la cantidad de su explotación la convertían en harinas o bien en fertilizantes.
Antes que llevar a cabo actividades para obsequiar o bajar los precios para beneficiar las clases desprotegidas. A todo lo anterior se le une, que en esta cremación no respetan otro tipo de especie. Fue una intervención enérgica, cortó oreja, rabo cola. Este pues es el peligro con el que se encuentran nuestros pescadores, cuando gentes importadas no ubican en las áreas sensibles a gente que conozca la situación de una explotación razonada, de unos esfuerzos para conservar fuentes de empleo.
Dándole vuelta a la página, se le preguntó al gobernador Mendoza Davis si daría una opinión sobre el problema que ha acaparado la atención en el municipio paceño. Respondió que no daría ninguna declaración. Esto señala el respeto que observa el mandatario estatal y también observar cuál es la capacidad que se tiene para poder dirimir cuestiones en los que están inmersos o los tirios y los troyanos para dar cuentas de lo que han hecho durante su ejercicio en la comuna paceña.
Por otro lado, la festividad del 5 de mayo tiene muchas aristas pero vamos a referirnos principalmente a la humildad, honradez y sencillez, del príncipe de los patricios mexicanos, indio puro nacido en la sierra mazateca. Su natalicio marca el equinoccio de primavera y se empieza a gestar una serie de presencias como si una fuerza superior participara para fortalecer el sello de la vida liberal.
De diversos puntos del país fueron llegando Gómez Farías, José María Manuel Márquez de León, Melchor Ocampo, Guillermo Prieto, Manuel Doblado, Ponciano Arriaga, Ignacio Ramírez y pundonorosos militares como Porfirio Díaz, David Negrete, Felipe Berriozábal, y desde luego Ignacio Zaragoza, todos ellos forjados con la arcilla de Ramos Arizpe.
En su humildad radicaba su grandeza y en su espíritu el amor por México. Cuando Francia mantiene surtos sus embarcaciones en las costas veracruzanas, desde el Congreso de la unión, se dirigió al pueblo de México en los siguientes términos: “Que el enemigo nos venza, quizá sea ese nuestro destino, pero que no seamos nosotros quienes le franqueen las puertas. Vamos a demostrarle a la Francia que entre los individuos como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz” (sic).
Juárez encarna el ejemplo sublime entre ellos un fragmento del canto patrio: Si el recuerdo de antiguas hazañas, de tus hijos inflama la mente, los laureles del triunfo en tu frente, volverán inmortales a ornar.
Por eso al inicio decíamos que hemos vivido problemas recientes por cuestiones económicas principalmente en el Ayuntamiento paceño. Quizá las bujías de quienes guían la comuna, les falta mucho por interiorizarse de la literatura que nos nutre sobre el comportamiento de los prohombres: más que vivir en la insolencia de la opulencia mal habida, deberíamos aprender a hacerlo en la tranquila medianía. (Sic).