ECO PENINSULAR
• Maratónica sesión en el Congreso.
• Cierto Don Alfredo: En el segundo distrito cada quien ocupa su lugar.
• Jordán Moyrón: Los peces y los panes.
Alfredo González González.
El pasado jueves en la reunión del Congreso del Estado en una sesión caldeada por los ánimos, todo estuvo en calma hasta que se llevó el punto de la elección para nombrar a quienes serían galardonados con las preseas dorada Francisco King y la plateada Carlos Morgan Martínez. Rodrigo Serrano fue electo magistrado para suceder a Ignacio Bello Sosa.
El periodismo a juicio de quienes califican una actividad de buenas intenciones puede ser óptimo si los juicios favorecen a esta o aquella persona. Para algunos somos malos y mercenarios, cuando se les ha dado una pasadita, eso sí con justificación y si es así nos tratan de cuenta chiles y con un ramalazo a quienes lo merezcan por actividades empañadas pero el caso es que han puesto en la picota publica a quienes de una y otra forma representan la libre expresión de las ideas y esto deteriora el derecho constitucional.
Pero nos ha engrosado la coraza, tal vez porque es más fuerte el hambre y la necesidad aunque no tengamos la culpa de venir de hogares humildes. Pero por encima de todo esto no bastó la insensibilidad que remató el señor diputado protagonista por excelencia para tener publicidad gratuita y Don Alfredo Zamora olímpicamente expresó antes de dejar la sala José María Morelos y Pavón: NI MODO, CADA QUIEN TIENE LO QUE SE MERECE.
Pues sí, si eso fuera, cumpliera con las promesas de los habitantes del segundo distrito y que no era más que recolectar una basura en la barda que divide al gobierno con el conjunto habitacional que está en México entre Allende y Bravo.
Tuvo que venir un humilde trabajador de SAPA, el Chichí Amador a cumplir lo que nunca llevó a cabo el señor Zamora. Todo esto le pega en toda su dimensión a estas actitudes y se pierde la credibilidad. Dicen los vecinos que aquí lo estamos esperando, que dudan de la presencia de quien no tiene una grisma de vergüenza.
Parece que ya nos vamos a ir entendiendo. Tuvo más calzones la legisladora Diana Von Borstel, que lamentó lo sucedido y que se esmerarían más para que en situaciones posteriores no se presentaran estas cuestiones. Además quienes quieren a un Oscar Wilde, un Ignacio Manuel Altamirano, un Jaime Torres Bodet, un Blanco Moreno, un Luis Spota, un Carlos Fuentes, etc. Pues que los inviten a certámenes de premios Nobel para que den su punta de vista y emitan su voto.
Vamos a repetirlo, el periodismo es una actividad de noble intensión. Sean reporteros, articulistas de fondos, camarógrafos, fotógrafos, que ennoblecen la libertad de pensamiento siendo la sangre de los enciclopedistas franceses, como Voltaire y los sacrificios de los hermanos Flores Magón. No participé, pero arden las tripas que ande por ahí alguien dándole contra el suelo al periodismo sudcaliforniano. “Ni modo, cada quien tiene lo que se merece”. En el cabresto nos vemos.
Finalmente y esto es una razón que tiene el titular de la secretaría de finanzas Isidro Jordán Moyrón y equipo quienes sudan la gota gorda para estirar la cobija cada día de pago y los peces y los panes se puedan multiplicar, porque esto significa que la administración pública y la burocracia lleven las relaciones cordiales al satisfacer sus necesidades. Hay cosas positivas en la actividad de la estructura administrativa, resulta una lástima, salvo honrosas excepciones, que algunos manchones en el poder legislativo busquen un perfeccionismo que solamente lo tiene el supremo hacedor.
No descarto en cuanto a la actitud de Zamora la posibilidad de un trasfondo Político, que con esta desestabilización que esperemos sea pasajera, tratan de demeritar la labor de la presidenta de la comisión correspondiente, ya que Diana y algunos otros se han distinguido como Alejandro Blanco Hernández, como Patricia Ramírez, en buscar nuevas oportunidades, pero no graciosamente sino ir al encuentro de los problemas de sus distritos y llevar satisfactores a los humildes de comunidades que están a distancia de la capital del Estado. Efectivamente, cada quien tiene lo que se merece.