ECO PENINSULAR
• Las evasiones no son cosa nueva.
• Gastelum Lara y un servidor recordamos el viernes anterior.
• La jaula aunque sea de oro.
Alfredo González González.
Las fugas no han sido cuestiones nuevas en la historia de la humanidad. La obra titulada “El Conde de Monte Cristo” es la fuga de un prisionero que siendo noble fue acusado injustamente. Se evadió después de muchos años de cautiverio, se le hizo justicia y recabó sus bienes así como se castigó a los culpables.
La Máscara de hierro, es la fuga del rey Felipe hermano de Luis XIV de la Francia imperial. Eran gemelos. En el operativo, como en todas las evasiones, reciben ayuda del exterior y complicidad del interior.
Dos de las más sonadas fue “La Fuga del Siglo” escrita por su protagonista Samuel Kaplan, que escapó Lecomberri el palacio negro donde se cometían los peores excesos. Un helicóptero sobrevoló el techo de lecomberri con el escudo de la PGR y el del gobierno.
Todos los guardias se cuadraron y por el lado puesto abordó el venezolano. También los guardias se cuadraron y no volvieron a saber de Kaplan hasta que éste estaba a bordo de una aeronave con bandera venezolana.
El piloto se negó a entregarlo porque se encontraba bajo el amparo de la bandera de aquél país. Fue el escándalo también del siglo. Kaplan tuvo la audacia de llegar hasta las oficinas de la secretaría de gobernación a darle legalidad a su pasaporte para poder salir del país.
Hay quienes afirman que todo esto le costó la presidencia de la República al secretario de Gobernador Mario Moya Palencia.
Después de esas dos fugas está la del señor Joaquín Guzmán Loera. Esa segunda fuerza festejada con música de banda, repiques de campana y disparos de diversas armas de grueso calibre. Fue reaprendido por elementos especiales de la Marina Nacional.
En el caso de nuestra entidad fue durante el periodo de primer gobernador electo mediante el sufragio, Ángel Cesar Mendoza Aramburo, y el CERESO La Paz fue considerado como uno de los penales de alta calificación. Se instituyó la primaria abierta, así como la secundaria. Se enviaron los primeros estudiantes a la UABCS y al Tecnológico de La Paz y para 1979 y 1980 participaron en el desfilo cívico-deportivo.
Había un gran equipo de trabajo, pero el edificio era modelo en el país. Había sido diseñado para 150 a 200 internos. Hoy, según tengo entendido, pasan de 2000.
Lo anterior representa un severo riesgo porque según los cálculos se piensa que para cada interno se necesitan de 25 a 30 guardias, cosa que es imposible y pone en riesgo a la población civil pues en una fuga masiva pudiera salir con problemas gente inocente, porque el reclusorio paceño ya quedó dentro de la mancha urbana.
Estamos en muy buen tiempo para rehabilitar los otros centros y además poder construir un nuevo donde la readaptación sea una realidad porque desde tiempo atrás, no es de ahora esto, la prevención se aplica en sentido aritmético,
1,2,4,8,16,32, etc. y tanto a que la readaptación es geométrica, 1, 3, 6, 12, 24, 48, etc. En los dos casos hablando de prevención y reinserción, esta última se encuentra también con algo que ya debiera ser tena de jurisprudencia que se llama la carta de antecedentes no penales. Y el primer dique que se encuentra el que ya está rehabilitado de acuerdo con los resultados que ofrezca un consejo técnico interdisciplinario formado por el director del penal, el jefe de vigilancia, la terapia educativa, ocupacional y conducta personal, arrojan. Conservadoramente podemos decir que de 10 pensando optimistamente, 7 de readaptan y aquí empieza un deambular por las ciudades porque lo primero que le piden es una carta de antecedentes no penales, por un lado si existieron pero ya está rehabilitado, pero si esa carta se presenta y establece que si estuvo en cautiverio, el patrón siempre estará del lado de la desconfianza.
Por ello mucho delincuente de los llamados no peligrosos, reinciden una y otra vez, es porque adentro tienen a sus amigos, alimento, médico y medicinas. Le he dado vueltas al asunto y regreso al mismo punto, pero hay que hacer algo.
Otro día les platico de los desfiles, de la rondalla, y de la curiosidad de Mario Moya Palencia de conocerlos (a los de la rondalla) en un viaje que hizo a Loreto y que fuimos trasportados vía aérea precisamente por José Antonio Gatelum padre del director del centro.