ECO PENINSULAR
• Opinión del presidente por la entidad.
• Más apoyo federal para La Paz.
• Más leña contra el PRI.
• La expresión de Emiliano y de Carranza.
Alfredo González González.
Cómo estaba programado, el martes anterior, Enrique Peña Nieto estuvo en la parte austral de la península. Genéricamente el titular del ejecutivo federal, diría palabras más, palabras menos, que el municipio de Los Cabos era el reflejo de una acción tripartita en la que se ha venido insistiendo: Federación, estado y municipio. Fortaleciéndose las acciones y multiplicando sus esfuerzos y recursos, en busca de metas, algunas ya alcanzadas. La Política del presidente, de visitar las situaciones que están intensificando los trabajos, ha sido para dar fe de que, con lo que comprende a la federación, se está cumpliendo a cabalidad.
La estadía de Peña Nieto en la parte sur, por el sector privado solicitó el apoyo a la federación de un respaldo mayor para el despegue integral de la ciudad de La Paz, toda vez que dicha ciudad es la ciudad insignia sin demerito al resto de las cabeceras municipales y que además sus bellezas naturales tienen como sede los poderes estatales, en el caso de Los Cabos se enfatizó, es un destino que ya se vende solo por la cantidad de obras realizadas y otras en pleno desarrollo. Históricamente, tienen todo un documento, pero también se trata de impulsar mayormente el turismo que acarreará fuentes de trabajo. Y Mendoza Davis, como de la Rosa, han hecho su trabajo por lo que respecta al sur de la entidad.
En otro estado de cosas, soy muy poco afecto a dar respuestas a chismes o valentonadas que me tienen sin cuidado. No se debe ejercer la noble actividad del periodismo bajo la amenaza que se nos va a golpear y más todavía si dicha velada amenaza proviene de un ex diputado local. Si tanto dolió que expresaremos del sector que tanto dice, es cabeza (¿?), que dicho sea de paso está más frío que las nalgas de Drácula, no se hace con el deseo de molestar al “señor”, es lo que menos le importa desde que era el lame patas del tristemente célebre Leonel Cota Montaño. ¡Primera llamada! Si la fuente informativa exageró la información, disculpas de antemano, sino, nos mantenemos en la idea que solamente los imbéciles dicen lo que van a hacer o lo que tienen deseos de hacer que para el caso es lo mismo. Seguramente leyó lo que le dije a Narciso cuando me quiso amenazar y las veces que le hablé con la verdad a Leonel Cota Montaño. Ahí dirá, pero yo ya estoy muy viejo para dejarme amedrentar.
En otro orden de cosas, entre los grandes adalides que tuvo la Revolución Mexicana, están Emiliano Zapata Salazar y Don Venustiano Carranza el primero muerto en el viejo casco de la hacienda de Chinameca en el Edo. De Morelos. Siempre le recordamos por su valentía a Zapata y que nunca se vio ante las lambisconerías de la burguesía criolla, que se la llevaba poniéndole el trasero a Don Venustiano Carranza. Cuando se le envió una comitiva para que depusiera las armas, este fue el mensaje que le dejó: Dígale usted a Huerta que aunque me mande a la madre que lo parió, no depongo las armas. ¡Es el señor presidente! Bramó otra voz, el jefe zapata les dijo: ¡Muchachos, a este cabrón agárrenlo y cuélguenlo y al otro déjenlo vivo para que le lleve el chisme a Huerta!
Otro de los hombres de este corte fue Don Venustiano Carranza, quien expresó a raíz de la muerte de Madero en las afueras del Ayuntamiento de Hermosillo: Si tan solo hubiera hombres que no traicionaran, que no asesinaran.
Al concluir este trabajo, me dispuse para ir a ver a mi médico familiar, a fin de que me recetara algún tratamiento para poder dormir. Es inconcebible que a estas alturas y advirtiéndose que en los muros del Congreso del Edo. Se honre a la libertad de expresión, hay todavía quienes quieren asustar con el petate del muerto.