ECO PENINSULAR
• Periódicos del siglo XX.
• Algunos atentados posteriores.
• Max Rodríguez, el último.
• Homenaje al periodismo en el Congreso del Edo.
Alfredo González González.
Fue en el año de 1912 cuando se funda el decano de los periódicos del siglo XX por Don Ignacio Bañuelos Cabezud, maestro rural, originario de Ameca, Jalisco. Lo fundó y lo dirigió a este guerrero legendario el Eco de California, que también se distinguió por participar en las luchas sociales de los sudcalifornianos.
Don Nachito solía decir: “A la menor intentona de violar la libertad de pensamiento ¡Súbanle 2 puntos a la columna!”. Cuando se le preguntaba en qué consistía eso el viejo venerable decía: Dóblenle los cabronazos (sic). Una serie de circunstancias le valió que le destrozaran la imprenta ubicada en Madero e independencia en esta ciudad, balacearon a la familia.
Para las 5 de la tarde del día de los hechos lanzó una extra utilizando un rodillo para hacer tortillas. De que los tenía en su lugar, los tenía.
Zarco Mateos decía que el punto justo del fiel de la balanza era reconocer los aciertos o bien no dar cuartel cuando se actuara mal. Los envíos que hizo nacho fueron contra el gobernador Carlos M. Esquerro gobernador del entonces distrito sur de la baja california por alcahuetear los delitos de sus nietos.
Con los años, hubo otros atentados perpetuados en Porfirio C. Avena, Pablo L. Martínez, Rogelio Félix Félix, entre otros, y el más reciente Max Rodríguez.
La libertad de expresión, es el producto de los Derechos Universales del Hombre y obviamente fruto de la Revolución francesa. Posteriormente, cada país y cada Estado la adoptaron como una forma de coadyuvar en la erradicación de errores, hurtos, crímenes, etc.
Pero también señalar a señores de horca y cuchillo, que encajan perfectamente para señalar que la libertad de pensamiento está debidamente contemplada en la constitución federal y estatal.
Hoy, como un símbolo de la representación popular, se colocó una placa en los muros del Congreso con la leyenda que aplica el respeto a la Libertad de Expresión.
La historia del periodismo en México, está llena de palabras en el pizarrón las cuales se escribieron con sangre. Lo han escrito los hermanos Flores Magón, Belisario Domínguez, Manuel Buendía y muchos más. Los señores de horca y cuchillo a nivel nacional y alguna chiruza de provincia han pensado que pueden hacer lo que les venga en gana, por ello la libertad de imprenta que resulta un contrapeso contra abusos, amenazas y demás de quienes creen poder ponerse al margen de la ley. Si el gobernante y colaboradores así como el resto que integra los poderes legislativo y judicial no andan de perdona vidas y lanzando flatulencias de monjas arrepentidas, no vemos la razón de quienes aspirando a otros escalones enseñan las uñas y nos dicen de cómo va a ser respeto el “perro oficio”. ¡Qué bonito!
Desde luego, el lineamiento jurídico del sexo y séptimo constitucional, incorporados a las constituciones estatales, establecen las reglas el juego, que es la premisa de Francisco Zarco Mateos: Combatir sin dar cuartel, todo aquello que haga uso del abuso donde los inocentes o los humildes son los más perjudicados, pero reconocer sin ambages todo lo positivo que se haga.
De esta manera quien se dedica al perro oficio, tendrá credibilidad cuando reconozca lo positivo que se haga en bien de la sociedad, pero también tendrá credibilidad cuando sepa darle contra el suelo a quienes inflados como pavorreales, creen tener todo el derecho de amenazar, y eso sencillamente no se vale.