ECO PENINSULAR
• Cruz que algo tiene de calvario.
• Ojalá no hayan despertado al México bronco.
• Por si fuera poco, tenemos un kukuxklán enfrente.
• Gentes venidas de otras partes, reflejo de hambre y miseria.
Alfredo González González.
“México sigo creyendo en ti, ya que tu nombre se escribe con la “x” que algo tiene de cruz y de calvario” (sic). ¿Qué es lo que pasa? El gran Tlatoani confió en quienes han saqueado al país? Y no se equivoque, hoy volteamos a ver lo que tenemos a un lado, a los actos inmediatos que no tienen disculpa, pero no reparamos en los que se han venido arrastrando a través de diversos sexenios. No son partes de los cerros de dinero que se habían destinado a programas de beneficio social.
Pero también en la época contemporánea, han existido demandas del pueblo de México. Cuando se confunden los vocablos de que esta o aquella corriente había hecho señalamientos a la administración sudcaliforniana, resultó que no eran más que observaciones que se convirtieron en menos de un 5%, que a la fecha ya fueron subsanadas. Pero, ¿Y Narciso? ¿Leonel? Y satélites que cargan hasta con las ollas del caimancito. Estas son palomas blancas con el buche negro, estos también deben ser castigados.
Lo decimos en forma sincera, ojalá que esto no haya despertado al México bronco sobre todo en el interior de la República y que la justicia accione con forme a derecho y tipejos como los que han hecho mucho de qué hablar sean puestos en el nivel de la balanza, por ejemplo Duarte, Yarrintong, Padrés, Bejarano, López Obrador, y para qué seguirle.
Frente a los males sociales que enfrentamos, tenemos la necedad de Trump, empecinado a levantar un muro en un acto de racismo y conductas políticas que el mundo reprueba, parece que ya se le olvidó aquello de: “Todos los hombres o seres humanos para generalizar, somos iguales ante los ojos de Dios”.
Un país dividido y con un presidente burro, más allá del Río Bravo, puede ser peligroso, todavía más cuando tenías una elección federal a un paso. Las experiencias nos dicen que cada vez que México tiene que enfrentar en forma dividida un problema interno y uno externo se han suscitado conflictos que nos llevan a enfrentarnos con extranjeros y con connacionales y esto en el país solamente lo pueden provocar los que no quieren el progreso del país.
Finalmente y sin pretender cerrar los ojos, ante un país con problemas, nos vienen a dejar gentes que son un drama. Personas que llegan a nuestros hogares a pedir un plato de comida. En tanto un buen número de gentes se han enriquecido con el dolor de los pobres y el llanto de los inocentes. Y esto no se genera inclusivamente en la ciudad, esa pobre gente viene de allende el bermejo, con los problemas a cuestas.
Otros ejemplos nos dicen, que cuando llamamos por ejemplo a un plomero para que destape un sanitario, llega solicita un gancho para colgar ropa y en 45 segundos está solucionado el problema. Son 800 pesos, señor. 800 pesos que nos hacen más pobres. Nadie nos lo platicó, lo vivimos en carne propia. Se presentan hurtos de baterías, ropas en tendederos, fierros viejos, etc.
Los mexicanos debemos entender que el horno no está para bollos. No es alarido que recibimos por una frase supuestamente bien acomodada la que va a resolver nuestros problemas, sino el diálogo civilizado. Ni la macana, ni los abucheos para correr a un presunto de un recinto, los van a arreglar. Y eso no se vale.
Es cierto, todos somos mexicanos, pero cada Estado debe hacer lo mejor para ellos, porque si es bienvenido quien viene a sembrar, a pescar, a hermanarse y respetar la vida, son personas que ayudarán al progreso.
Desgraciadamente, en los últimos tiempos se ha dejado sentir la presencia de gentes sin consciencia donde niños, mujeres y hombres hechos y derechos, han caído abatidos y no negamos que en algunos casos pudiera haber responsabilidad de parte de los nuestros.