ECO PENINSULAR
• De las diferencias puede surgir la coincidencia.
• Vocación por el derecho internacional.
• La cohesión de voluntades acaba con diferencias.
• A Juárez vive en su .
Alfredo González González.
Cuando hay madurez, de las diferencias podrían surgir las coincidencias de toda una comunidad. La pluralidad de ideas da forma a la democracia. Si de un lado persiste tener la razón se desatan controversias bizantinas de tal suerte que aunque una de esas partes pudiera tener la razón en alguna causa que embarga a todos.
Por ello se dice también en el caso específico del proceso electoral hubo coincidencia en los conceptos de Peña Nieto ante su posición por la falta de respeto haciendo en este caso la coincidencia por considerarse que son básicas para las metas que se ha trazado el país y también hace honor al derecho internacional.
Esa vocación por ese derecho que surge en toda su intensidad cuando la guerra de Reforma, cuando una nación extranjera quiso extender su territorio por la ambición de Napoleón III.
Pensaron los franceses que debido al enfrentamiento de dos fuertes corrientes tenían el campo propicio para sus ambiciones.
Sin embargo, Juárez tuvo que enfrentar el problema externo y el problema interno. En esta situación, los precandidatos a la presidencia de la República, el senado de la República, manifestaron su apoyo al jefe de la nación. Se apuntó también que eso lo hacían en el interés general de nuestro país y que seguramente con las diferencias que existirán sobre otros temas, se dejaba constancia de que cuando un país se encuentra unido no hay fuerza que lo pueda doblegar.
Trump tiene bombas, aviones, y todas aquellas máquinas destructivas, pero México tiene lo principal: La conciencia de que todos somos mexicanos y que a todos nos debe interesar pese a siglas y colores la actitud del presidente Trump al querer arreglar las cosas a través del temor ojalá y no, de la fuerza bruta.
No resulta fácil doblegar a un país con unidad, con tolerancia, con convicción nacionalista.
Lo mismo aconteció en la guerra del 47, la más injusta que hemos sufrido, donde se perdió más de la mitad del territorio y en este capricho del señor Trump, todos los mexicanos a través de su presidente, de sus senadores y diputados y de sus candidatos a la presidencia, se convirtieron en uno solo, en una sola convicción, y que, repetimos, esto no neutraliza ninguna lucha política de la cual únicamente nosotros tenemos que decidir y si estas eran las intenciones del controvertido norteamericano se equivocó de medio a medio.
Esta postura de todos da paso a un algo que podríamos llamar conciencia nacional, una conciencia que hacia el interior y hacia ningún otro lado, debemos dirimirla nosotros y evitar caer en la confusión o en aquellos que habían pensado que las manufacturas gringas, podían pasar por encima de la dignidad en México.
Por ello jamás debemos olvidar los ejemplos de la historia, esos procesos que nos van marcando el comportamiento que debemos tener ante las amenazas del exterior.
México no está reñido con el pueblo norteamericano, es más nuestros principios dicen que debemos promover los lazos internacionales, pero no a base de entregar la soberanía del Estado mexicano, representada por todos y es aquí cuando recordamos a Juárez el indomable que desde la tribuna del congreso de la unión diría en aquellos aciagos días:
“Que el enemigo nos venza, será nuestro destino, pero que no seamos nosotros los que abramos las puertas para que así lo hagan. Entre las naciones como entre los individuos el respeto el derecho ajeno es la paz”.