ECO PENINSULAR
• De hombres y de instituciones: se dice recibido con las palmas.
• Otros más reflejan un modelo de política moderna.
• Otros señalan el caminar como les resulta más cómodo, agresión por agresión.
• Refilón: Prof. Eduardo Galindo Domínguez.
Alfredo González González.
Hemos querido mandar un despacho diferente a los que hemos enviado en ocasiones diferentes. Por principio de cuentas, no ligaremos seres humanos a las instituciones transformadas en partidos políticos que, en primera y última instancia son los más inermes porque generalmente se enfoca la reflexión hacia los partidos y no hacia las personas que pertenecen a éstos.
Vamos a hablar un poco de personajes unidos al quehacer político en nuestra entidad y específicamente a nuestro municipio. Y no lo hacemos a nivel nacional porque las gentes deben de estar todavía hartos, intoxicados con una promoción jamás vista, con los 500 mil millones de pesos que se extravían anualmente y que es todo un elogio a la locura.
Por eso nos vamos a referir en forma sencilla y accesible a lo que expresa la gente o conocedores pues un proceso infeccioso de una enfermedad ha la que he ido saliendo, no me da por el momento para más.
Por ejemplo, se habla de uno de los pretensos a la presidencia municipal de La Paz, que es recibido con palmas en los núcleos populares de la capital del Estado.
Otro más que presenta un modelo nuevo de hacer las cosas, ya que los tiempos y espacios concedidos por el INE, está siendo aprovechado para hacer reflexiones, presentar proyectos y olvidarse de que el de enfrente debemos desarmarlo a pedradas o patadas.
Se ha dedicado a establecer un cómo, un para qué y con qué. 3 acciones que implican un análisis y no estar prometiendo lo que no se va a cumplir, a juicio de la fuente informativa.
Y otro más, seguramente por el camino más fácil, que emplea la agresión por la agresión misma. No siempre el camino más fácil ha sido el mejor, porque según los duchos en la materia, psicólogos de masas y esas cosas.
Lo único que hacen es montar la espoleta que detone los detonantes y buscar la simpatía sin que ello conlleve a que haya un resultado civilizado del quehacer político.
Deseo aclarar que todos estos comentarios los hemos recibido a viva voz. Nosotros respetamos la forma de ser y de cómo se establecen criterios, porque faltándonos uno, también dice que su resorte impulsor, es la fuerza de trabajo de la clase trabajadora, lo que a su juicio, determina el criterio del político cuando ha habido identidad con esta importante fuerza que es como ya lo dijimos, la del trabajo.
Establecemos de esta manera, al no establecer partidos y dar un pequeño matiz de quien nos dijo, el hecho de que, de esta manera, no ponemos ni piedras en el camino, ni estamos siendo determinantes en un juicio que pretende ser imparcial, y si esto así es, no menos afortunado sería pensar, que los políticos no pueden determinar, los valores de una fuerza institucional de carácter público, cuando su vida privada ha sido malquistado con la masa popular.
En otro tenor, el pasado 5 de mayo, Eduardo Galindo Domínguez, cumplió casi media centuria de haber fallecido trágicamente en el puerto de San Felipe. Nació en santa Rosalía un 2 de enero de 1939, su adolescencia la inicia en San José del Cabo y su primera juventud cursando la escuela normal urbana. Contrajo matrimonio con la señorita Sofía Guadalupe Márquez Orozco, donde se procrearon, Alma California, Margarita, Eduardo, y Nubia, todos ellos de apellidos Galindo Márquez y que actualmente radican en el puerto antes mencionado. Eduardo fue un maestro ponderado, un atleta que dio lustre a su estado natal, un buen padre de familia y un ciudadano que estuvo al frente de las causas populares como fue la huelga de usuarios contra la CFE, allá en el lugar que fuera su cuna laboral. Eduardo descansa actualmente en la ciudad de La Paz.
Fue una persona dedicada a su responsabilidad como docente. SE ENCONTRABA EN LABORES que correspondían a una persona encargada de las manualidades de la escuela Jaime Nunó, cuando una rotante se desprendió y fue lo ultimó sobre la superficie de la cancha que se había construido para prácticas de basquetbol.
Por su entrega al trabajo, por sus merecimientos, la escuela primaria del turno vespertino, lleva hoy con todo honor, el nombre del distinguido sudcaliforniano: “Profesor Eduardo Galindo Domínguez”.