ECO PENINSULAR
• Los hay buenos, ponderados, y quienes se adelantan.
• Fue el 15 de mayo cuando el caso sucedió.
• Día de la madre.
• Refilón.
Alfredo González González.
Como en todos los aspectos de la vida, en política suelen aparecer personajes buenos, ponderados, y algunos que adelantándose a un tiempo preciso, emplean expresiones como si después de ellos, fuera el diluvio.
Tal vez, no lo hacen pero lo hacen, porque, no han leído 3 renglones sobre los textos del quehacer político. Si lo hacen, se darán cuenta, que los ingredientes principales de esta apasionante actividad, exige prudencia, discreción y sobre todo lealtad.
Quien se adelante en el tiempo marcado, podrá estar en peligro de que se ponga en el filo de la navaja, por muchas razones entre ellas la más importante, es que no existe un solo competidor.
La política obedece a muchas reglas y a ninguna. A muchas porque del plato a la boca se cae la sopa, no hay reglas precisas, no existe metodología concreta, porque como decía Ortega Y Gasset, el ser humano es el producto de sus tiempos y sus circunstancias. No hay una bola de cristal que nos diga yo voy a hacer esto o voy a hacer lo otro, pero además el país no puede conceder plazas de gobernadores, senadores, presidentes municipales, por decreto.
En la actualidad podrá haber muchos muy buenos elementos, pero hay quienes temerariamente se adelantan en el tiempo, porque, si bien es cierto que por no por madrugar amanece más temprano, existe otra del que madruga Dios lo ayuda. Ninguna de las 2 expresiones filosóficas populares, pueden acomodarse al sinnúmero de intereses, sociológicos-económicos, que cada vez más demanda un país, en su marcha, como lo hace una entidad.
Así es que, la mejor política es la del trabajo, es el quehacer cotidiano, es la entrega total a las causas de un pueblo, que demanda cada día mejores cosas.
Por ello los que empiezan una marcha en cualquiera de las instancias de gobierno, deben de ser cautos. La frivolidad sentenciosa, no lleva más que la desencanto, cuando en realidad la lección elemental para poder llegar a una meta es la modestia y humildad, que es donde radica la verdadera grandeza de los seres humanos.
No damos nombres, porque caeríamos en la misma tesitura con esa vorágine en la que se están envolviendo algunos, pero puede considerarse como la primera llamada, quieren comer caldo de pollo y todavía no tienen el caldo en la cacerola.
En otro tenor, diremos que el pueblo es el verdadero compositor de los corridos, ese género que habla de hazañas, hechos, sucesos y lleva a permanecer en el recuerdo a quienes ofrendaron sus existencias y sacrificaron sus patrimonios, para buscar mejores medios de vida para sus conciudadanos. Y por ahí va el corrido: “Fue el 15 de mayo, fue el 15 de mayo, cuando el caso sucedió, salió el cabo fierro para la Ribera, por cierto donde quedó” (sic).
La brigada orteguista cobra valor cívico una noche de junio de 1913, cuando en el rancho las playitas de la concepción, se firma el plan del mismo nombre, donde se desconoce el gobierno espurio que asesinara al presidente madero. La voz ronca de simón E. Cota, se dejó escuchar en aquel páramo nocturno donde un grupo de hombres de carabina y cuera venadera, habían firmado el documento donde se declaraban rebeldía.
Uno de los episodios que se marca fue el acaecido en la Ribera, BCS, cuando Martiniano Núñez, de un balazo que iba directo al Cabo Fierro, hizo astillas la culata del arma de Martiniano, volando el arma por el aire y ultimándolo cuando se encontraba ya desarmado.
Decía Don Alejandro D. Martínez, que, la revolución en BCS era un suicidio, al sur y a este de la montaña, 0 hacia el norte el desierto y hacia el oeste el mar. No tuvimos grandes escenarios, como la toma de Zacatecas o Chihuahua, el combate de Celaya, pero sie0mpre hemos pensado, que los sudcalifornianos, asistieron con puntualidad histórica a la cita que tenían con su destino.
Por ahí en la cuesta de Vázquez, debe todavía haber algunos manchones de sangre donde cayó un hijo de Manuel González, conocido popularmente como el panza de león, una de las víctimas del huertismo en el sur del Estado. “Martiniano Núñez, Martiniano Núñez, y Félix Ortega, dieron valor a esta tierra”. Alguna vez Félix Alberto Ortega me diría: El abuelo tuvo como principal pecado el haber sido villista. Pero también la satisfacción de Ortega Aguilar cuando fue jefe político del entonces distrito sur de la baja california de haber pugnado porque los precios de artículos de primera necesidad, estuvieran al alcance de todos los bolsillos, mejoró la educación, y ajustó a huertistas agazapados, exigiéndoles una cuota para comprar más parque y más armas. Hoy descansa en las playitas de la concepción y con él su nieto mayor, Félix Alberto Ortega Romero.