ECO PENINSULAR
• Medio centenar de abatidos.
• A río revuelto.
• Se sobrepone el primitivismo.
• Reconciliación, único camino. Aunque…
Alfredo González González.
No fue ninguna novedad que esta elección fuera diferente a todas las demás. El sello distintivo fue la violencia por la violencia misma. Se sembró muerte y desolación en todos los partidos Políticos. Así lo demuestran los números, pues hubo muchos escenarios donde sus sucesos se escribieron con sangre, tampoco fue con distinción de sexo y edad.
El arreIón fue pareja y la común búsqueda del poder por el poder mismo. A poco menos de una semana las armas vomitaron fuego. ¿Puede haber una sociedad equilibrada? y lo decimos no porque haya existido momento de reflexión, sino de odio porque según se cuenta entre esas heces de la sociedad que el mejor camino, es el más fácil.
Quizá también, porque a río revuelto ganancia de pescadores. Es más fácil decir: “Tú me la hiciste y tú me la pagas”. El que a hierro mata a hierro muere. Es la premisa entre tú me la hiciste y entre tú me la pagas. No hay tiempo para reconciliar intereses que aplauda la sociedad. Se va sembrando destrucción y solo quedará la frustración de no ver colmados los deseos a través de la fuerza bruta.
Más de 40 homicidios se han presentado en nuestra geografía. Lo que es peor, es cuando cae uno azul, aplauden los amarillos y así sucesivamente
Las expresiones de una periodista de la talla de Lolita Ayala, marcan meridianamente, el pensamiento de los mexicanos en el sentido de que, y el único camino que queda es de la reconciliación, aunque dicho sendero a cómo están los ánimos se ve difícil que se haga, que se construya, que se trace con alteza de miras.
Por la razón que anteriormente exponíamos. Somos más conformes con una vendetta que aplaudir el imperio de la ley. Pero así somos, no se nos pega la gana cambiar. Y mientras México le gana a Alemania en un acto de coraje y pundonor deportivo, hay quienes están pensando a qué hora van por la revancha y ojalá no sea peor si se ven perdidos y se les comprueba que la derrota es justificada y más allá todavía si no se comprueba ese triunfo.
Queda clara una cosa el primitivismo se impone y en una actividad creada y activada por el ser humano para dinamizar el quehacer político, considerado como una serie de aspectos que se llevan a cabo para beneficio de todos, nos enfrascamos en luchas fratricidas que no tienen razón de ser, porque para eso está el imperio de la ley.
Uno de los mimos que dio brillo a este país fue don Mario Moreno. Sus últimas filmaciones las hizo honrando a diversos componentes de la sociedad, como bomberos, policía, maestros, y todo aquello que es tema de recreación de los cinéfilos.
La política internacional tuvo un gran impacto cuando representa en una cinta al señor “embajador”. Uno de los momentos culminantes es la asamblea de todos los países para buscar la paz mundial.
Mientras eso sucede, los cañones siguen masacrando gente y pueblos y los niños y mujeres mueren de hambre, de heridas, y sobre todo, de terror. Llega el momento que al dirigirse a los integrantes de la asamblea de la ONU, establece: “Hace más de 2 mil años, un justo, el más humilde de todos, dejó asentadas estas palabras:
“Amaos los unos con los otros, pero ustedes se equivocaron los términos, armaos los unos a los otros”. Reconozco que me emocioné y me pregunté para mis adentros, ¿por qué esto no se aplica a la política interior de cada país?
Esta es una de las grandes cosas que debería lograr el género humano, para que antes de entrar a una contienda universal o interna, debieran de medir las consecuencias y poner a la consideración de la sociedad de cada país, qué es lo que procede, porque al paso que vamos, seguiremos armándonos los unos a los otros y que no nos quepa la menor duda que continuamos llevando a la humanidad y a los países a peores situaciones. Imagínense ustedes si así nada más en una elección en un país, queremos dirimir los conflictos mediante la violencia, pues que vayan sacándole brillo a las bombas nucleares y preparémonos para hincharnos a llorarles a los grandes países, lo que por justicia natural nos corresponde: Un mundo mejor, donde no sigan siendo lastimadas, esposas, hijos, nietos.