- Temas para reflexionar.
El 11 de octubre de 1970, antes del mediodía, en la plaza Juárez de Loreto, con la representación de todas las delegaciones del entonces territorio y el pueblo loretano, se llevó a cabo la magna asamblea en aras de un gobernador identificado con las causas de los sudcalifornianos: Nacido o enraizado en estas latitudes. Félix Ortega Romero flanqueado por León Cota Collins, Ernesto Romero Lucero, Alejandro D. Martínez, Francisco Javier Carballo Lucero, el Nego Davis, y el Juez de paz Don Eduviges Davis, de los que yo recuerdo en este momento, abría los trabajos de dicha reunión, palabras más palabras menos “para eso estamos aquí, simple y sencillamente para que desde hoy y para siempre, los sudcalifornianos luchemos por nuestro destino, esa es la causa”. Y repitió simple y sencillamente para ello. Se tuvo cuidado de levantar el acta de cuentas dando fe de ella el Juez de paz y firmando cientos de sudcalifornianos para que quedara el documento para la historia.
Casi a 45 años de distancia, nos encontramos que tipejos no solamente en el municipio de Loreto sino también de Comondú y Los Cabos y posiblemente de La Paz, usufructuaron lo que debieran de haber aplicado en beneficios para las comunidades por ellos gobernadas. Hubo quienes pisaron la cárcel, y por esas magias de los amparos, tuvieron la forma de hacer su defensa y uno de toda esa pandilla salió absuelto. No podría precisar en qué instancia estuvieron los problemas solucionados generosamente pero una cosa es cierta hubo expedientes desvencijados que la PGR los retornó porque no tenían sustento. Fue la gran traición para Covarrubias. Hubo un gobernante, el inefable de Narciso, que convenció a la legislatura de su tiempo para que suspendiera el festejo de las efemérides del mes de octubre, que es el mes de la sudcalifornidad marcadas el 2, el 11, etc., porque eso lesionaría a un arribista consumado llamado Luis Armando Díaz que todavía no sabemos si es mexicano o salvadoreño pero mucho menos sudcaliforniano. Esa fueron las gracias de Don Narciso el temor a que se hablara de los hechos que dan brillo a la sudcalifornidad. No se nos olvida, señor ingeniero, aunque su título sea patito. Obsequio de Jorge Alberto Vale Sánchez de muy triste memoria.
Todas estas situaciones quizá la desconozcan los estudiantes de grados superiores, porque se encargaron los traidores a su propia tierra que no convenía a los intereses bastardos y escupieron sobre la cuna que los parió.
Por ello insistía Antonio Ojeda Juárez, líder agrario, que debíamos pedirle perdón a quienes creyeron en nosotros porque pensamos con elevados ideales que no se llegaría a observar una tierra donde el plomo y los insultos hacia uno y otro lado es el pan del quehacer Político. Así no. Por ello entre todos debemos enderezar la brújula, que quien sea el sucesor de Marcos Covarrubias, piense en el futuro de las nuevas generaciones. Covarrubias ha hecho su trabajo con errores porque no es un semi Dios pero cada ciclo gubernamental debe mejorar las condiciones de vida de los gobernados. No nos convirtamos en escenarios tan terroríficos como el de Guadalajara, Guanajuato o Gurrero por citar unos ejemplos.
En otro orden de cosas el sistema DIF estatal coordinado por la señora María Helena Hernández de Covarrubias sigue desarrollando sus esfuerzos por modernizar técnicas con tendencia a mejorar la salud espiritual y fundamentalmente lograr la integración de las familias. En estos días se encuentran en la ciudad de México en un junto especial gentes del programa Valor Sudcaliforniano y a su retorno estaremos en condiciones de comentar con ellos el fruto de sus esfuerzos pues tanto Olga como Fernando y Minerva habrán concluido una fase importante que fortalecerá al sistema DIF estatal y pondrá de manifiesto una vez más la emoción de la señora Hernández por mejorar métodos y lograr una integración definitiva de la familia.