ECO PENINSULAR•
En la antesala del día de la libertad de pensamiento. • Hechos y sucesos.• El ser humano es libre por nacimiento.
Alfredo González González.
A escasos días de conmemorarse el día de la libertad de prensa, efeméride marcada cada 7 de junio, nos causa estupor que todavía existan gentes que quieren someter la idea de los demás para proteger sus particulares intereses.
Eso no se vale. Dentro de los casos más recientes está el del reportero Valtierra en el municipio de Comondú, donde la deslealtad de un servidor público municipal, lo agredió ferozmente.
Y el más reciente es el cometido en la persona de Elías Medina quien iba acompañado con su esposa, sufriendo la agresión de los embocados en la obscuridad de la cobardía agredieron el patrimonio familiar y trataron de amedrentarlo.
Suponiendo sin conceder que no tuviese razón Elías, nadie puede hacerse justicia por su propia mano y mucho menos en forma primitiva, porque si esto persistiera tomaría carta de naturalización la anarquía y el extravío del Estado de derecho.
La libertad de pensamiento es una conquista social y para ellos existen tribunales competentes para que diriman las situaciones que el o los afectados deban justificar su inconformidad.
En lo personal me solidarizo con Elías Medina, tuviera o no tuviera la razón, sencillamente porque al no hacerlo estaría atentando contra una libertad consagrada en la constitución general de la República y en la del Estado.
Puede o no compartir también suponiendo sin suponer la argumentación de Medina, pero eso no me quita que respete su forma de pensar. Ya pasaron aquellas épocas en que un gobernante militar le cruzó el rostro Don Pablo L. Martínez, sudcaliforniano ilustre, porque no estuvo de acuerdo en conceptos vertidos con valor civil. Quedaron atrás las épocas en que otro personaje castrense secuestró a Rogelio Félix Félix, lo golpearon, y después lo soltaron, la respuesta no se hizo esperar y el semanario “La Chispa”, que dirigía nuestro amigo, dio respuesta puntual a dicha actitud.
Lo anterior es nada más por citar unos ejemplos, pero abrieron el camino para no dejarnos amedrentar por ningún cabrón. Momentos para recordar al Ing. Sebastían Díaz Encinas, el primer periodista amparado en este país, durante el periodo de Álvaro Obregón Salido, juicio de amparo que lo ganó, por considerar la instancia superior de la justicia que estaba ejerciendo su derecho y su libertad de pensamiento.
Hoy recordamos nuevamente la respuesta que se le dio a un gobernador jaliciense, que sin negar los merecimientos, ofendió gravemente la trayectoria del “Eco de California” al pretender homenajear a Carlos. M. Ezquerro.
Dijimos que se hizo una manifestación encabezada por Félix Alberto Ortega Romero otrora director del Eco de California, acompañándolo los doctores Francisco Javier Carballo Lucero, Carlos Zaragoza Cota Carrillo, y un personaje casi olvidado, colaborador del legendario semanario, fundado por Don Nacho Bañuelos Cabezud en 1912 convirtiéndose en el decano de los periódicos del siglo XX en adelante y había que ver en aquel grupo a Don Bernardo Maldonado Sandez que con su pierna enferma marchó al paso con su bastón para manifestar su inconformidad.
Detalles que las nuevas generaciones nunca olvidamos y eso enseñó a algunos sátrapas, que el periodismo no es una fuente de miserables, ni de chayoteros sino que somos seres humanos que necesitamos oxígeno para sobrevivir y el que le tenga miedo al diablo, mejor que se acueste temprano.
Ejemplos de valor civil fueron los anarcosindicalistas hermanos Flores Magón, que a través de un periódico llamado “regeneración” vapuleaban a quien fue el héroe del 2 de abril cuando la batalla de Puebla. Ese que arreglaba las cosas con la frase: “No me alboroten la caballada, mátenlos en caliente”. Victoriano Huerta, alcohólico y drogadicto que le ordenó a sus esbirros que asesinaran al Dr. Belisario Domínguez, senador de la República, cuando el chacal disolvió el Congreso de la Unión, y que antes de darle el tiro de la gracia le cortaran la lengua. El boomerang se le regresó no muy tarde, murió en una celda infecta en Texas, clamando por una copa de Coñac.
Por ello sean cual fueren las causas, el lineamiento jurídico es muy claro, la liberta de expresión es irreductible, le aplica la obligación del respeto a la vida privada y a la paz pública, pero nada dicen en cuanto a respetar a corruptos, a bandidos, y demás parásitos que han hundido en la pobreza al pueblo de México, pasados y presentes.
Así es que, amigo Elías Medina, cuentas por lo que corresponde a mi persona, en los espacios que generosamente me conceden Zuloaganoticias.com, Revistaraícesbcs.com, el periódico el Peninsular en la columna Eco Peninsular. Cuídate.
El pensamiento de este día: “La violencia, no es el camino”.