ECO PENINSULAR
• Se reduce el catalogo cafesero.• Figura familiar se disipa en un suspiro. • Chacho Savín: ¡Hasta siempre!
Alfredo González González.
La melancolía matutina en los asistentes al café de la Bravo, frente a una silla que está vacía. Eduardo Savín había faltado a la cita y quedaría el recuerdo amable del clásico paceño: Bromista, con capacidad de conversación, a quien aprendimos a conocer en poco tiempo. El suceso de su muerte en algo nos hizo recordar, algunos fragmentos de una melodía titulada “La Barca de Guaymas”.
Hace unos días me había comentado que realizaría un viaje a Mazatlán acompañando a su señora esposa de aquel bello lugar. Ello fue la sorpresa que nos sorprendió, pues en una afección tempestiva de carácter cardiaca, despertó del sueño de la vida. Se marchó como los justos, en un instante, sin sufrimientos físicos y sin la tragedia que originan enfermedades prolongadas.
Para conocer a los hombres, hay que escarbar hasta sus raíces. Datos encontrados en la obra del reconocido maestro, Gilberto Ibarra y nos dice que: El Ing. Alfredo Savín Cota, nació en el Triunfo BCS, el 1 de mayo de 1845. Se distinguió como funcionario municipal. Entre los puestos que desempeñó fue el de síndico municipal, realizó los primeros deslindes del mundo legal, así como de ejidos situados al suroeste de la ciudad capital. Testimonio de su capacidad fue el haber emendado los errores cometidos por ingenieros ingleses y norteamericanos, con referencia de deslindes.
De esta estirpe es Eduardo Savín de la Toba (el Chacho), ya que su abuelo paterno, el ing. Alfredo Savín Cota, al contraer matrimonio con una virtuosa señorita, da nacimiento a los apellidos Savín Favarez, uno de sus hijos se llama como él con apellidos obviamente. De este tronco proviene nuestro amigo fallecido.
En cada taza de café cotidiano, pervivirá entre los buenos recuerdos de los parroquianos y al persistir el recuerdo, estará presente con los amigos que seguramente siempre tendrán para él una oración.
La muerte de Eduardo “Chacho” Savín de la Toba, nos dio tema también para honrar la memoria también de su abuelo paterno, quien dio legalidad a la tenencia de la tierra en el municipio de La Paz, desmintiendo a dos connotados Ing. Extranjeros y el testimonio de que siempre hemos contado con ciudadanos con capacidad para servir a su pueblo. No estaría mal de que Muñoz Álvarez encabezara un homenaje a tan distinguido personaje, nativo del Real de San Antonio.
Desde el lunes anterior Eduardo Savín de la Toba le dijo adiós a su tierra, en la otra orilla le esperan sus más entrañables afectos, que recorrieron el último trecho. También se lo recuerdo, pero estarán aguardando el Negro Silva, Florentino López Márquez, Pablito Romero, Ricardo Santos, Eduardo Almada Peñuñuri, Rafael Siqueiros y otros más que durante aproximadamente 20 años han tomado su café por las mañanas en la avenida Bravo.
La memoria no está rota,
y no se frunce el ceño,
Ojalá el edil paceño,
sin distingos de colores,
distinga al Ing. Savín Cota.
El Chacho me dijo un día:
mi abuelo fue un hombre bueno,
pero además muy capaz,
y al perpetuar su limpio nombre,
Podrá completamente descansar en paz.
El pensamiento de este día es:
Y la melodía llegó de Mazatlán, en un recorrido marino. A medida que se acercaba el transporte que lo retornaba, recordé unas líneas de una sentida melodía titulada, la barca de Guaymas: “De qué región vienes que hicieron añicos tus velas tan blancas. Te fuiste cantando y hoy vuelves trayendo la muerte en el alma” (de autoría anónima).