ECO PENINSULAR
Alfredo González González
El agua factor de desarrollo: CMD.
Fui el impulsor del nacimiento de antiguas civilizaciones.
Es en 1920 cuando se inician las primeras obras de irrigación.
Aspectos del Eco de California.
Siempre la limitante para el desarrollo de BCS, ha sido el agua. Cuando éramos menos habitantes, el consumo agua sana, provenía de las perforaciones de pozos artesanos que extraían el líquido a través de molinos de viento o comúnmente llamados papalotes. Gustábamos de un agua, estrictamente sana.
El agua fue indispensable para el nacimiento de culturas señeras, como Egipto, India, China, la antigua Mesopotamia, etc. El Nilo, Indo, Huang Ho, así como el Trigris y Éufrates, sirvieron para el establecimiento de corrientes humanas en sus márgenes y ello permitió que inconscientemente naciera la agricultura y con ella, la ganadería.
En esta forma, los pueblos primitivos se convirtieron de nómadas a sedentarios, lo que les permitió desarrollarse. Sirva lo anterior, como el parangón para decir que en nuestra entidad no fue hasta 1920 (periodo arriolista) cuando se construyeron obras de pequeña irrigación. Años después, el General Juan Domingo Cota, construyó algunas presas, hoy fuera de actividad. El otro divisionario, Francisco José Múgica, llevó a cabo el saneamiento de la laguna de Santiago y activó el criadero para comerciar las ancas de rana.
En este orden llegó el tiempo de Alvarado Arámburo y continuó una obra llamada el Plan hidráulico estatal, proyecto al que se unió la sociedad. Un expresidente al visitar la presa de Santa Inés, en su mensaje satisfizo la construcción. Esto valió a Don Alberto el calificativo de político de oficio. Unos años después, durante el mandato de Marcos Alberto Covarrubias Villaseñor, se construyó una presa llamada Alberto Andrés Alvarado Arámburo.
Por otro lado, hay aspectos desconocidos por nuestros lectores, hemos venido hablando de Loreto 70, cuya efemérides está marcada el 11 de octubre. ¿Por qué esta fecha?, porque en este día nació Don Agustín Arriola Martínez. Al paso de un tiempo, Félix Alberto Ortega, el ahijado, contrajo matrimonio con Estela Trasviña Navarro. Don Agustín le preguntó a su ahijado que si que quería de obsequio de bodas y se concluyó que sería una aportación en efectivo. Si mal no recuerdo, fue de 20 mil pesos. Félix Alberto consultó con su esposa y ella le dijo que en lugar de ir de viaje, renovara la maquinaria principal del periódico, el Eco de California. Se compró un linotipo no de reciente modelo, una guillotina y una prensa que agilizara el tiraje. Si hemos hablado de este periódico es como un homenaje a todos los que lo integraron. Saludo con afecto a mi compadre el linotipista, Humberto de los Ríos, que bien sabe cómo se templó el acero.
La expresión de este día es un fragmento de Levántate Guaycura (aparecido el 3 de mayo de 1970): Al referirse al Guaycura,
¡Levántate! Fusiona al nativo y adoptivo
Para que presenten singular combate
ante el arribo de los bucaneros
que a través de cuatrocientos años
han convertido en más pobre al pobre
y al rico lo han tornado en insolente,
mientras que la fe y esperanza de este pueblo
se extingue indolente y conformista,
como si el anhelo de los californios
¡hubiera muerto antes de empezar la lucha!
El chascarrillo de este jueves:
Platicaba un ranchero, compadre mío, que en su comunidad había una persona al que decían “el Cheno”, tenía una característica, odiaba el maíz y siempre pedía en el caserío: “denme una harinita, para hacer unas tortillas”. Llegó el día de los fieles difuntos, el 2 de noviembre, los pudientes del pueblo, se encontraban en las afueras del cementerio cuya barda había sido construida por tubos de 8 pulgadas sobrepuestos haciendo tres hileras en un cuadro ni muy grande, ni muy reducido. Se encontraban unos amigos conversando cuando llegó el “Cheno” e hizo la solicitud correspondiente, le dijeron que no llevaban la harina, pero que, a través de unos de los extremos de la barda, les podía pedir a las ánimas y que del otro extremo, le darían la respuesta. Acto seguido el” Cheno” obedeció, y se oyó la voz por uno de los extremos de los tubos: ¡ Animitaaas, dénme una harinita para hacer unas tortillitas…¡ Uno de los personajes ubicados a propósito al otro extremo respondió: ¡no hayyy, hay puro mais (sin acento), entonces resonó la contra-respuesta del “Cheno”: entonces animitas, vayan y tiznen a su madre!. Al final mi compadre me dijo: camelo que el “Cheno” no estaba tan loco.