ECO PENINSULAR
Alfredo González González
Chispacos del profesor Paco Higuera.
Los periodos de quita y pone.
Se deben de engrandecer las obras con mensaje social.
Confundieron la cortesía que le decoró al Guaycura Fernando Jordán.
Hace un par de días, estuvo en mi domicilio mi compañero Paco Higuera a quien le debo gratitud y lealtad, los mismo que a su compañera esposa Carmelita Verdugo, mi comadre. Cuando fui comisionado a la escuela de Miraflores de donde Higuera era Director y administrador del albergue escolar, me dieron hospitalidad, alimentación y el calor familiar que no me pudo acompañar por el estado de gravidez de mi señora esposa. Cuando concluí mi comisión, al despedirnos, la pregunta adecuada ¿Cuánto les debo? El compadre Paco dijo, déjate de tonterías, ve y cumple como lo hiciste aquí. Jamás lo olvidé.
El motivo de su visita fue para obsequiarme un librito que no coincide con la grandeza de su interior. Su título es los chispacos de Paco. Usa un lenguaje sencillo, cuyo basamento son las vivencias y es como el artista que le transmite su emoción, su interés a la obra que realiza. Canta en su lenguaje sus vivencias, honra a su esposa, hijos y nietos. Hace honor a sus compañeros de generación y pone énfasis en la acróstico dedicado a nuestro también amigo, Amado Hirales, ausente para siempre.
Su mente le traslada a su boda que festejó sin vinos finos ni exquisiteces culinarias, sino en la cabalgata que se enfilaba hacia su trabajo, por las sinuosidades de la sierra y solo siente el regocijo de su espíritu, ternura y felicidad.
Paco, mi compañero entrañable es un hombre de estatura moral, de sonrisa permanente, no pudo encontrar mejor compañera que Carmelita a quien le profeso afecto.
Chispacos es una invitación a engrandecer nuestra cultura, en forma directa, sin formalismos, pero con un mensaje lleno de afanes y esperanzas, de nostalgias sobre aquella tragedia de la que nos habla la isla de Cedros. Puede leerlos en 20 minutos, pero le va a dar para una reflexión, al menos de una hora.
En otro tema, hubo un tiempo de quita y pon. Hubo obras que fueron símbolos distintivos para la ciudad de La Paz y los destruyeron. El antiguo palacio de Gobierno fue derruido para poner un cajón que pomposamente se llamó, cinema constitución y para tal efecto, cerraron el tramo Madero entre 5 de Mayo e Hidalgo. Vino un hombre consentido de la sudcalifornidad y al menos, reconstruyó la parte frontal y echó abajo el almodrote. Tumbaron al kioskodel malecón, sin embargo, el mismo que lo construyó enfrente del nuevo palacio, ordenó su reconstrucción.
El Caimancito inicia su desmantelamiento, con la instalación de un aquario de chisguete, lo debe de recordar el señor Cota Montaño, para tal efecto, tumbaron la primer pared. Vino otro, por cierto su pariente y vendió la playa norte del Caimancito y para antes don Leonel, casi había acabado con los polígonos del cerro de la Calavera, seguramente porque era ignorante que representaba en ciertas partes del centro ceremonial de la nación Guaycura, ¿Le seguimos?.
Nada más falta que los próximos inquilinos, si no sienten la identidad de los sudcalifornianos, destruyan los campos deportivos, el nuevo malecón, desaparezcan la instalación de techumbres en las escuelas de la entidad, paliando de esa manera las altas temperaturas.
Por si no bastare, más antes, otro gobernante, mandó tumbar las bancas de doble asiento y obviamente doble respaldo, con el águila republicana burilada, construidas de cemento y concreto armado. A cambio les instaló unas banquitas de expresión frágil, endebles, distintivo de la plaza de armas de Guadalajara.
Calafia es un poema bello, estético de Fernando Jordán Juárez, hay muchos que no podían aclimatarse a la sudcalifornidad, otros se fueron. En uno de sus párrafos de la composición Calafia, Jordán dice: “Ven, yo te ofrezco la tierra, si en la persecución de una ilusión, el viento te ha traído, no hubo mejor escala para tu nave de ilusión, quédate, yo te la entrego y ponle California la del mito… algunos que el párrafo era una expresión de cortesía del Guaycura y no el entreguismo y tomaron muy apecho lo de “yo te ofrezco la tierra”.
El versito:
PERO LUEGO RETORNO EL KARMA
SE HIZO GALA DE DIGNIDAD
(HABLA DE SU INTEGRIDAD EN VERSO)
EL POETA JOSÉ MARÍA GARMA
SIN QUE FUERA UNA RUPTURA
SE ENDURECIÓ LA TRANCA
¿QUÉ OFREZCO A TU MANO BLANCA?
ALTIVO CONTESTÓ EL GUAYCURA.