ECO PENINSULAR
Alfredo González González
A propósito de perros.
Enseñanza de Benito, “zorro plateado”, Beltrán.
Dignifica los perros, Guillermo Arrámbidez.
Decía Antonio plaza, en su composición La voz del inválido, “un perro”, un peso y un libro, hacen un completo amigo”. El concepto tenía una resultante de ir a una guerra y como dice El Bardo, retornó con una pata de palo, pisando pétalos de flores. Yo conozco gentes que no tienen padre, madre, ni ley.
Todos estos pensamientos afloraron, cuando más del setenta por ciento de la población comentó la mordacidad de López Obrador al referirse a la prensa crítica, pero respetuosa “mordieron la mano despuésde que les solté el bozal”. En otras palabras, perros y muertos de hambre”.
Entonces, concluimos que no está de acuerdo, que no es tolerante ni humanista si piensa que la libertad de expresión es patrimonio personal.
¿Ya se enteró del perro que salvó in infante que estaba a punto de asfixiarse? Quizá el Presidente no lo sepa, pero han sido los últimos errores de un gabinete que debe de tener conocimiento de los entres que se dieron algunos Estados.
Del que podemos hablar es del de 1965, cuando el señor General Salinas Leal en el paroxismo del coraje expresó contra los de FUS de 1965: “Los sudcalifornianos son flojos y muertos de hambre”. Fue la gota que derramó el vaso y en 1965 llegó su sucesor.
En conversaciones con un maestro, llamado Benito Beltrán, emparentado por el apellido materno, le decían el zorro plateado. A veces discutíamos y un día que solté un artículo enchiloso, me dijo: “así no, despacito”. Pero tú eres un perro rabioso. Inmediatamente le pregunté y Usted y con toda esa calma jobiana, me dijo: “yo soy un perro viejo”.
Benito era un hombre enigmático al grado tal que un día el General Divisionario, Francisco J. Múgica a la sazón gobernador del entonces territorio, le llegó a decir: Usted tiene psicología oriental. Pero a lo que voy, muchas veces, durante meses me pregunté por qué perro viejo. Un día, estando recreándome con una película de artes marciales, el mejor de todos era un hombre de edad y fieles a su prédica sobre la humildad, alguien al disculparse por una afrenta cometida sobre aquel hombre silencioso, le dijo, no tengas cuidado, yo soy nada más un PERRO VIEJO.
Inmediatamente comprendí el mensaje. Después de noventa días, sencillamente porque los perros llegan a viejos porque no los atropelló un automóvil, porque no los envenenaron y su vida fue siempre en defensa de los más altos intereses.
Seguimos con el tema de los perros, un escritor nacido en Coahuila y sudcaliforniano por decisión, los dignificó en unos capítulos de una obra llamada Un ruiseñor, llamado Baldomero y su perro. En síntesis, se trataba de un pescador que se había aislado y refugiado en una cueva del litoral de Loreto. Ahí se la pasaba a solas, pareciera que la causa era u na decepción amorosa.
Un día, por diversas circunstancias se hizo de un cachorro al que le llamó “El pinto”. Dialogaba con él. Sobaba su piel sedosa, y así animalito y ser humano, sellaron su identidad. Por las tardes, al irse acercando la panga de Baldomero, éste tiraba de una cuerda hasta la orilla de la playa, y el pinto con los dientes, lo jalaba hacia la orilla. La vida de Baldomero cambió y una tarde, causa extrañeza el marino la ausencia de El pinto. Rápidamente saltó de la embarcación hasta llegar a tierra firme. Corrió hasta los recovecos de la cueva y encontró los últimos estertores a su fiel pinto.
Pasaron los días y se escanciaban botellas tras botellas. Su barba creció y su mirada parecía extraviada, triste, angustiada. Pardeando la tarde, se escuchó una detonación que parecían proceder de un arma de fuego, pero no, Baldomero tomó una barra de dinamita, la introdujo en su boca y estalló en mil pedazos.
La tarde se había marchado. Todo había terminado. Una blanca gaviota cruzó el espacio, mientras que unos trozos de carne humana, eran devorados por unos escualos.
¿Verdad, que muchos perros, deberían ponerles los bozales a los boqui flojos?
El versito:
SE ME HIZO NUDO EL TORZAL
HOY QUIERO ANTES DE HABLAR
DEBEN DE REFLEXIONAR
ANTES DE PONERSE A HABLAR
PONERSE UN FEROZ BOZAL
El pensamiento de este día:
Entre más conozco a algunos hombres, mucho más quiero a los perros.